Ha comenzado la temporada
de las grandes ferias gastronómicas en España y en Europa, el pasado mes de
Enero se celebró el Madrid Fusión y hace unos días se celebró la Barcelona Wine
Week.
Mientras que el evento de
Madrid es más un congreso, tiene una intención más “divulgativa”, la de
Barcelona es más una feria para realizar contactos y compra-venta de vinos a
nivel profesional, pero en ambos eventos hay muchas ponencias en las que se
habla y trata sobre el mercado del vino, nuevos retos, nuevos escenarios,
oportunidades de negocio, de lo bien o menos bien que les va a unos y otros en
el sector.
Seguro, seguro, seguro que
ha habido alguna charla o debate de qué es lo que busca realmente el verdadero
cliente de las bodegas, es decir, nosotros los consumidores…, lo que pasa es
que no ha tenido repercusión o no ha suscitado el interés de los medios de
comunicación.
Lo que sí ha tenido una
parte importante de la atención, es el “auge” de los vinos sin alcohol, pero
solo de boquilla. A la hora de la verdad, ¿dónde están esos vinos sin alcohol,
quién lo compra, cuántos y cuántas lo beben?
Por el mes de mayo ,
escribí una entrada sobre la desalcoholización del vino (esta), ya
contaba cómo se elaboran estos vinos y ya hablaba de las dudas que me surgían
con su consumo. Por entonces había un run-run sobre el vino sin alcohol y el
vino con bajo contenido alcohólico, que iba a pegar muy fuerte en el verano,
que si luego las navidades iba a ser la repera, que el consumo iba a crecer muy
rápido y de la mano de millenials y Generación Z.
¿Alguien ha visto que estas
profecías se hayan cumplido?
De acuerdo, el hecho de
que yo no consuma este tipo de “bebidas” o que no las vea en mi entorno, no
quiere decir que no existan o que no se consuman, pero tendría que existir
algún tipo de movimiento, algún eco en redes sociales de que consumo está en
marcha, y cuando digo redes sociales, no solo me refiero a Tik-tok, Facebook o X-Twitter,
no hay signos de que esta bebida se esté bebiendo en los bares o en los
hogares. Por poner un ejemplo, la cerveza artesanal, realmente tiene unos
consumos muy bajos, el otro día leía en un informe sobre consumo de bebidas y
alimentos en España (Mercasa
2024), que la cerveza artesanal no representa ni el 0,1% del consumo total
de cerveza, pero sin embargo sí es un producto que está a la venta en todo tipo
de tiendas y mercados, hay bares/garitos/tascas que las ofrecen y las tienen en
sus barras, pero sin embargo, el vino sin alcohol (de momento) no tienen esa
presencia, al menos no tan evidente, parece que habita más en medios de
comunicación y conversaciones en ferias y gastro-eventos que realmente una
presencia en la vida del día a dia.
Todo este movimiento de
vino sin alcohol cada vez se está pareciendo más a las turras que nos han dado
con el vino en lata, que… por cierto ¿quién se acuerda del vino en lata, ¿ha
significado algún cambio de hábitos, la hemos llevado a la playa como decían,
la estamos consumiendo en el bar o en casa?, ¿o por el contrario se ha llevado
un castañazo (y bastante gordo) y ya nadie apuesta por ella? Iban a
revolucionar el mundo del vino… y han acabado en concurso de acreedores o en quiebra técnica.
Tanto el ruido del vino en
lata como el del vino sin alcohol comparten unos orígenes muy parecidos, nos
dicen que es una tendencia al alza entre los jóvenes Millenials y Gen Z de
Estados Unidos, pero cuando empiezas a leer las noticias, ni es en todo Estados
Unidos, ni entre todos los jóvenes de estas generaciones, al final son
tendencias en estados de un fuerte nivel económico y por jóvenes que tienen un
nivel de vida medio alto o alto. También hay que tener en cuenta que la mayoría
de la generación Z aún no ha cumplido la edad legal para beber alcohol en EEUU,
así que cualquier encuesta/estudio o noticia hay que cogerlas con pinzas. En
cualquier caso, no deja de ser curioso que los mismos que nos dijeron que
bebían vino en lata, ahora son prácticamente abstemios.
Entonces Instagram y ahora
también Tik-Tok, soportan este mensaje que llega a todo el mundo, y a pesar de
que la sociedad, la cultura y la forma de consumo yanqui (que de por sí es
bastante heterogénea según seas, por ejemplo, de California o de Dakota del
Sur), apenas tiene puntos en común con la europea, pero esto se ignora y nuevamente
tenemos montones de publicaciones
que dicen que ese movimiento, esa ola está por llegar a Europa y que esa
tendencia va a calar en el mercado no tardando mucho, pero… yo que quieres que
te diga, a esto del vino sin alcohol, le veo un montón de fallos, muchos rotos
entre las costuras, por ejemplo:
Primero, es un producto que no ha pedido nadie, no es un producto
que haya surgido de la demanda popular o de un grupo concreto de consumidores,
el vino sin alcohol surge por imitación a otros productos similares. La cerveza
sin alcohol surgió hace 40 años y ha sabido aprovechar el tirón del consumo de
la cerveza a nivel europeo, justo en el momento en el que su consumo llega a
crecer hasta superar el del vino, se ha beneficiado de ese auge.
Segundo, el vino sin alcohol surge cuando se está derrumbando su
consumo a nivel mundial. Si de por sí cada vez se bebe menos vino, ¿cuál es la
motivación para beber vino sin alcohol?, ¿su sabor? Si no se ha conseguido atraer
a Millenials, mucho menos a la Gen Z, a que prueben el vino, ¿cómo convencerles
de que lo prueben desalcoholizado? Y la verdad es que las generaciones
anteriores no están tampoco por la labor de darle una oportunidad a una bebida
que consideran ente una herejía o el mismísimo demonio.
Tercero, el vino sin alcohol es una falacia per se, no es un producto
natural ni tampoco ecológico como algunos quieren hacer ver. Se parte de un
vino que es un fermentado natural, vale, pero para poder separar el alcohol del
vino, se necesita de una maquinaria que consume muchísima energía y cuyo
subproducto, el alcohol, no puede ser desechado de cualquier forma, y
transformarlo en otro producto que pueda tener cierta utilidad, va a requerir
del uso de aún más energía. Lógicamente, este gasto en maquinaria y en energía,
va a repercutir en el precio del vino sin alcohol. Si uno de los “peros” a la
hora de consumir vino es su precio, ¿se va a consumir su versión “sin” que será
más cara?
Cuarto, al hilo de lo anterior, ¿qué vino se va a usar para
desalcoholizar y venderlo posteriormente? Por maquinaria y costes, solo las
grandes bodegas y las bodegas industriales pueden producir estos vinos. No sé a
tí, pero a mí no me atrae nada un Pata Negra o Viña Albali sin alcohol. Puede
haber excepciones, claro está, bodegas como Torres (Natureo) o Matarromera (Win
0.0) hacen vinos sin por menos de 10 €,
pero no creo que usen lo mejor de cada casa para hacer estos vinos.
Quinto: ¿y usar el vino sin para hacer refrescos o vinos
aromatizados? Eeehhmmm, me parecería un error aún mayor. Para empezar, el mundo
de los refrescos es un gigante enorme en el que el vino no tiene nada que
hacer, primero porque ya existen refrescos a base de vino qué tienen un
contenido alcohólico muy bajo o con 0% de alcohol (y al que seguramente las
bodegas interesadas ya les están vendiendo vino), es más, es entrar en un mercado que se basa sobre todo
en inversión publicitaria y de marca, incluso más que en producto en sí (porque
estas empresas si que se gastan el dinero en crear e investigar el
mercado) Si el mundo del vino de por sí apenas gasta en imagen,
imagina lo que sería entrar en un mercado donde gigantes como Coca Cola, Pepsi
o Nestle llevan años y cientos de millones de euros, de libras, de dólares y de yenes gastados, para que ahora vengas con
un productito a ocupar un nicho de mercado en el que ellos, no es que sean los
claros dominadores, es que son ellos los que crean la tendencia y ¿ahora es el
mundo del vino el que quiere sumarse y hacerse hueco? Y en cuanto a vinos
aromatizados, es como dar la guerra por perdida, es asumir que tu producto por
si solo no vale un pimiento, y tienes que meterle algo que sea atractivo al
consumidor. Lo más gracioso es que algunos han apostado por el cannabis como
aromatizante, es decir, que aunque no sea la maría de los porros, que es un
sucedáneo inocuo. Si se ha llegado a la conclusión de que el alcohol es malo,
que tiene unos efectos nocivos para la salud, que no es ninguna mentira, alguien decide sustituirlo por un
sucedáneo psicotrópico para coger el puntillo…
Sexto (y último): nos están vendiendo, por un lado,
que Millenials y generación Z son los que más se preocupan por su salud, que
quieren tener hábitos de vida más saludables, y al mismo tiempo son los mayores
consumidores de refrescos, en especial de aquellos que tienen un alto contenido
en azúcar y cafeína, son también los que más abusan de comidas hipercalóricas,
son la generación de la smash Burger (y lo que está por llegar). Esto para mí
entra en una contradicción sin sentido. Eliminamos el alcohol de la dieta, de
los hábitos de alimentación, pero su lugar vamos a llenar con productos legales
que también crean una dependencia, y con uso efectos en la salud tanto o más
peligrosos que los del alcohol.
Voy terminando, ¿tiene el
vino sin alcohol sentido comercial? Si, lo tiene, puede haber un público que
busque una bebida sin alcohol, sin gas, que no sea un zumo de frutas, ni
lácteos, ni infusiones, ni una bebida ultra azucarada. Ahora, ¿este público
será tan numeroso como para generar una demanda que obligue a las bodegas a
incluir este tipo de producto en su catálogo? Pues pienso que no. A día de hoy
no hay una fuerte demanda de este producto y no veo tan claro que el consumidor
habitual de vino (ni el hedonista, ni el alcohólico) introduzca el vino sin
alcohol en su consumo rutinario. Tampoco es una tecnología barata, ni sencilla
de introducir en bodegas pequeñas o medianas. Creo que vinos con un bajo
contenido de alcohol, entre 5 y 8º podrían ser elaborados con una mayor
facilidad y con una inversión más asequible, pero habría que ver que recepción
tendría entre los consumidores.
No soy un analista de
mercado, ni me dedico al marketing, pero tengo la sensación de que esta
película ya la he visto. Surge una moda, o te sugieren que hay una nueva moda
de consumo de vino en Estados Unidos, quieren implementarla en Europa, empiezan
a machacar medios de comunicación con esta supuesta revolución, surgen
estudios, se publican artículos, noticias, publirreportajes, que están
manipulados, tergiversados o pagados por los interesados en que todo esto salga
adelante, pero realmente no hay una base de consumidores que sustenten este
producto, ni siquiera su moda.
Es cierto que cada vez se consume menos alcohol, no solo vino o cerveza, pero no necesariamente eso responde
a hábitos de alimentación o salud. Todavía pesa mucho el picotazo de consumo alcohol
producido por el confinamiento del COVID, aquello pegó un subidón y ahora que el
consumo vuelve a una aparente normalidad, parece una curva de consumo baja muy
deprisa, pero lo más seguro es que de aquí a 5 años, esa curva tienda a
convertirse en una recta. También hay que tener en cuenta factores económicos,
el precio de las cosas ha subido más que los sueldos, lo que antes te costaban
3 copas, ahora pagas dos o incluso una, y no hay que olvidar que el alcohol es
una las cosas que dejas de consumir si tienes que pagar la luz, la casa y la
gasolina del coche. Por otra parte, los mayores consumidores de alcohol (la
generación baby boom), está envejeciendo, y ya no realiza el mismo consumo que
tenían hace 20 años, es lógico que las curvas de consumo bajen, mucho más si
las generaciones posteriores consumimos menos alcohol por muchas y variadas
razones, no solo por el “romanticismo” de que queremos cuidar de nuestra salud.
No creo que vayamos a una sociedad
completamente desalcoholizada, pero si que nos dirigimos a una sociedad con
nuevos hábitos de consumo en los que habrá muchos productos, alcohólicos y no
alcohólicos, en los que habrá modas, habrá tendencias, habrá momento en los que
un tipo de bebidas sean las más consumidas, y en otro momento pues habrá otras,
pero sintiéndolo mucho, el vino sin alcohol, no tiene pinta que vaya a ser una
de ellas.