09/01/2024

¿Tiene que ser más caro el vino? 1ª parte: Las mentes pensantes.


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Aunque la pregunta lleva dando vueltas por ahí un montón de años, desde la pandemia se ha ido haciendo más fuerte, perdura en el tiempo, ya no se limita sólo al tiempo en el que dura la vendimia, cuando bodegas y viticultores mal llegan a un mal acuerdo en el que quien vende su uva casi nunca está conforme con el precio al que se la pagado, y no es para menos. Habrá quien siempre salga ganando con el precio al que se lo pongan porque si alguien se va a quedar en la ruina ese siempre será el que se encuentre más abajo en la cadena de alimentación, ¿qué el bodeguero dice que solo me paga a 0,38€/kilo la uva?, pues alguno o alguna intentará pagar la mano de obra a precio de usura. Y lo mismo pasa con la naranja, con el melocotón, los tomates o el kilo de trigo, que de eso también habría que hablar (y mucho), la mierda de pan que comemos y que pagamos a precio de oro.

El problema ahora es que se ha juntado el hambre, las ganas de comer, mucho vino almacenado y pocas ganas de hacer nada.  Bueno, las pocas ganas de hacer nada no es ninguna novedad, seamos sinceros, las mentes pensantes del vino siguen esperando a que por arte de bir li bir loque la gente de este país se decida a volver a beber vino, a ser posible mucho y muy malo. Como ya he dicho otras veces, vino bueno en España se ha bebido siempre y siempre por los mismos, a saber: los que lo hacen, los que lo pagan, los que “se lo agencian” y a los que se lo regalan. Bienaventurados todos ellos y ellas.

Mientras estos sesos con patas siguen mirando al Este cada amanecer esperando a que llegue un Gandalf a vaciar sus bodegas, los consumidores por iniciativa propia o llevados por gente más realista, hemos decidido que no hay necesidad de beber porquerías porque si, y si hay que beber porquería, podemos decidir con cuál de ellas nos queremos envenenar.

El caso es que de tanto esperar a que llegue el mago blanco o que se obre el milagro de Moisés, ni se quiere ni se puede dar salida a todo el vino inmovilizado en bodegas y almacenes, muchos menos con la vendimia ya terminada. Si antes quedaba poco o nada de sitio en las bodegas para guardarla, una vez que comience el embotellado, mucho menos. A esto hay que añadir las subidas de precio, entre otras cosas, de los materiales y la energía (qué os voy a contar, ¿no?) y que los sueldos de los mortales… pues no han subido tanto. Quedaros con este último concepto, que lo retomaré en la segunda parte.

A pesar de ello, hay gente que busca soluciones, mejores, peores, pero al menos hay alguien que piensa como se puede solucionar, aunque estas soluciones se basan en destruir la viña y/o destruir el vino, tirarlo por la fregadera, vamos. Mejor o peor, es un primer paso, o al menos se supone que es un primer paso, y hasta cierto punto tiene sentido. Es un poco muerto el perro, se acabó la rabia y si se hiciese de una forma quirúrgica, bien pensada y enfocada a futuro, pues ni tan mal, sería traumático, pero al fin y al cabo permitiría hacer tabla rasa y empezar desde un punto, que no sería cero absoluto, pero sería un punto de partida. La idea no es original, en Francia, por ejemplo, apuntan al arranque de miles de hectáreas de viñedo (aquí un interesante artículo) subvencionado por el gobierno francés y con el permiso de Bruselas, dando como “excusa” el querer erradicar una enfermedad de la vid, pero es una excusa barata, también en Francia está bajando el consumo de vino de una forma sostenida desde 1961 y algo más acelerada desde hace 20 años y también les sobra vino. 

https://www.observatoriova.com/2023/07/evolucion-del-consumo-en-los-20-paises-con-mayor-ingesta-per-capita-de-vinos-del-mundo/#:~:text=Francia%20tiene%20el%20segundo%20mayor,vitivin%C3%ADcola%2C%20muestran%20una%20evoluci%C3%B3n%20similar.


En España se espera que también se den ayudas para arrancar viñedo, pero tanto aquí como en Francia, la pregunta sería ¿qué viñedo se quiere arrancar? En Francia dicen que ha de ser el viñedo que produce el vino de peor calidad, pero eso habría que verlo. Aquí, en España, la cosa no está tan clara, el runrún y la experiencia de los últimos años apuntan a que se arrancaría viñedo menos productivo para dejar viñedo más productivo, que traducido al castellano popular quiere decir que la idea es seguir haciendo vinos de mierda (sic) porque es lo que se compra aquí en el supermercado y a granel en el resto del mundo (Francia incluida). De todo tiene que haber en el mundo y en este país se ha decidido que hagamos vinos forrajeros. Enhorabuena, también, a todos los premiados.

Pero, por un momento, sólo por un solo momento imaginemos que entra la cordura en las casas de los que tienen que decidir cosas, en las consejerías y ministerios del ramo, y decidieran que lo que hay que arramplar es con la producción de vino de bajísima calidad (nótese que he dicho “de bajísima”), y que el viñedo que nos sobra es el que produce ese vino.

 Pues bien:

-       ¿Quién y cómo se tomaría esa decisión?

-       ¿Cuáles serían los criterios para arrancar esos viñedos?

-       ¿En cuántos años habría que realizarlo?

-       ¿Quiénes serían los más perjudicados?

Respondan primero a la última pregunta.


Sigamos suponiendo (ya puestos) que las cosas se van a hacer con cabeza y que se establecen unos criterios más o menos ecuánimes, supongamos que se establece el arranque de determinadas hectáreas, que se dan una serie de ayudas que llegan en tiempo y forma para este arranque (si, ya sé que es demasiado imaginar); y se consigue que buena parte de ese vino de bajísima calidad se deja de hacer, las bodegas supervivientes pueden ver por fin la luz al final del túnel, vamos, que se empieza a realizar menos vino pero de más calidad, la siguiente pregunta sería ¿alguien ha pensado en el consumidor final de esos vinos, es decir, en nosotros?


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