No sé muy bien cómo
abordar hoy este tema, en la entrada anterior te he contado (a grandes rasgos)
lo que es una denominación de origen, lo que son vinos de la tierra, los vinos
de pago, pero hoy no no sé muy bien por dónde empezar, hay muchas cosas que me
gustaría comentar, porque este tema tiene muchísimas facetas, no es para nada
algo simple, y es que, además, es imposible mantener una opinión fija y
cuadriculada, si no más bien firme como el roble y flexible como el junco, que
decía aquel, pero… intentaré que no sea tan pesado como para aburrir a las ovejas,
ni demasiado superficial y que al final no diga nada o casi nada.
Si las denominaciones de origen
surgieron para dar una identidad y un origen al vino, la particular forma en cómo
se hace en determinados sitios, demostrar que con las uvas autóctonas españolas
también se pueden hacer buenos vinos, conseguir que el consumidor medio sea
capaz de situar un vino en un mapa y que, al menos, sea consciente de que
existen varias zonas en España donde se producen vinos de calidad, entonces se
podría considerar que las DOs han cumplido con su misión, algunas mejor que
otras, eso sí, pero la sensación que tengo, es que eso pasó a un segundo plano
rápidamente, estuvo muy bien reivindicar que aquí también sabemos hacer las
cosas, pero inexplicablemente, el siguiente paso fue amparar toda la morralla
que se hacía…, y un poco más.
Bueno, bastante más.
En algún momento, los
consejos reguladores comenzaron a abrirse, a admitir a grandes bodegas y
cooperativas, que sí, que son de la zona geográfica amparada por la DO, pero
que sus vinos solo aportan volumen, no tienen más mérito. Y esto posteriormente,
ha dado pie a cometer el mayor error que han podido cometer muchas DO: permitir
que bodegas y cooperativas industriales puedan poner una tirilla de una
denominación de origen en la parte trasera de sus botellas. Con el tiempo han
ido cogiendo peso en consejos reguladores, que en algunos casos, tampoco es que
les hagan ascos a medidas que puedan proponer estos gigantes, baste como
ejemplo lo que ha pasado en las DO Valdepeñas, donde los dos mayores grupos
bodegueros industriales se han lanzado (literalmente) mierda entre ellos porque
unos y otros etiquetaban vinos jóvenes como si fuesen crianzas o reservas, y
¡se acusaban mutuamente de fraude! Al final la Audiencia
Nacional les ha dicho que con su pan se lo coman, que todos, bodegas,
consejo regulador, la consejería de agricultura de Castilla-La Mancha lo sabían
y lo permitían, en definitiva, han echado a perder a toda una DO.
Lo normal es que las DOs y
la IGPs tengan una gama de calidades, lo que no es normal es que una DO ampare casi cualquier vino, desde un
Torre Muga a un Pata Negra, es como si no existiera un nivel de calidad mínima
requerida, que todo valga, confundiendo al consumidor. Hay mucho “cuñao” y
prensa especialita decir que hay vinos de dos o tres euros de tal o cual
denominación que son tan buenos (o incluso mejores) que los vinos más caros de
esa misma denominación, y sintiéndolo mucho, no. Hay vinos de 10-15 € que son
muy buenos y hasta mejores que otros de
25-50€, pero no son la mayoría, pero el 99,9999999% de los vinos de 2 y 3€ son
poco más que morralla, que sí, que es vino porque su elaboración cumple con lo
que dice la legislación española, que no puedo negar que tiene unos
consumidores a los que les gusta ese producto, que lo buscan y lo compran…, no
estoy diciendo que se tenga que retirar del mercado, pero sí creo que todas las
figuras de calidad no deberían permitir este tipo de vinos.
Si lo vemos desde el punto
de vista de los propios bodegueros, creo que tampoco les interesa demasiado el que
existan, bajo su misma denominación, vino de calidad baja (o muy baja), ni creo
que les guste el que un consumidor pueda hacer una comparación, simplista tal
vez, de que si este vino de 2 o 3€ pertenece a una denominación, es porque debe
tener cierta calidad, y entonces… ¿para qué pagar más por un vino?, o si lo vemos
desde otro ángulo, si esta (baja) calidad es la que me están ofreciendo esta
denominación, pues mejor buscar otro vino de otra denominación.
El
consumidor medio sí que es capaz de entender mejor que peor que un Tondonia,
Vega Sicilia, Belondrade, etc., no es lo mismo que el Pata Negra o el Viña
Albali, aunque pertenezcan a la misma denominación, pero también este mismo
consumidor es el que luego va a pedir los manidos riojitas, riberitas, verdejitos.
Estos motes vienen, precisamente, de la aceptación de esta baja calidad como representante
de toda la denominación. Si yo tengo una bodega en la que me preocupo de tener
bien cuidada la viña, si me molesto en hacer un buen trabajo en bodega,
investigo, me formo, si soy capaz de ofrecer un buen producto por 10, 15 o 25€
¿me beneficia o me perjudica el que me puedan comparar con estos vinos?
El grave problema es cómo
definir calidad mínima de una forma objetiva. Un análisis químico serviría para
eliminar vinos defectuosos, pero no va a medir la calidad de una forma precisa.
Un análisis sensorial por parte de una entidad independiente podría ser una
buena forma, pero claro, para una denominación o una IGP pequeñita de pocas
bodegas y pocos vinos sería posible, pero para denominaciones con decenas o
cientos de bodegas y miles de marcas, aparte del tiempo que llevaría hacerlo,
supondría un gasto enorme (y en pocos años, estoy seguro que habría acusaciones
de que tal empresa o tal otra, certifica a la baja o al alta…) Según normativa
europea, esto ya se debería estar haciendo, pero los estante de supermercados e
hipermercados están llenos de magníficos y memorables reservas de Rioja,
Ribera, Toro por 5€ (o incluso menos).
Y ya que ando con el tema
de calidades.
Durante demasiado tiempo,
la diferenciación de la calidad de vinos en las DO se ha percibido, o se ha
querido confundir, con la crianza del mismo, es decir, aquello de que un vino
reserva es mejor que un crianza, un crianza mejor que un vino joven, etc., y
pudo tener su lógica hace tiempo, en el sentido de que si partes de un buen
vino joven, de su crianza se podría obtener un vino con aún más calidad, o
dicho de otro modo, si tienes un vino regulero, ya le puedes poner la mejor barrica
del mundo, que al final vas a tener un crianza de mierda.
Esta clasificación ha
quedado obsoleta, tanto para las bodegas como para los consumidores, peeero
apenas si ha sido mejorada. Dada la fama internacional de los gurús reparte
puntos como Parker, Jancis, Suckling, y ya en casa, Peñín o Proensa, sus
puntuaciones se utilizan como indicador de la calidad, no solo de las bodegas,
si no de las propias denominaciones, cuantos más vinos con más altas
puntuaciones haya en una denominación, mayor calidad habrá. Por otro lado, artículos
como los que Luis Gutiérrez dedicó a Rueda o los reportajes que Tim Atkin
realiza sobre Rioja o Ribera, tienen una repercusión enorme sobre esta
percepción de la calidad de las denominaciones, pero…, al fin y al cabo son
percepciones personales, no dudo que profesionales también, pero basta recordar
la repercusión que ha tenido el gusto personal de Parker, como hubo bodegas y
denominaciones que “adaptaron” la forma de hacer sus vinos con el fin de que
fueran del gusto de este señor, y así obtener más puntos. Pero, de un tiempo a
esta parte, percibo cómo las guías, los reportajes de la prensa especializada,
tienden a reivindicar más a la bodega que a la DO, incluso las bodegas más
significativas, tienden a alejarse de la imagen que proyectan sus propias denominaciones,
al punto que ya hay bodegas (sobre todo en Rioja y Ribera del Duero), que no
verían con malos ojos imitar el sistema de calidad de las bodegas de Burdeos.
Resumiendo muy mucho y simplificando bastante, el sistema de calidad de
los vinos de Burdeos es una pirámide de tres niveles: el inferior que lo forman
los vinos más genéricos, se pueden producir en toda la región de Burdeos, son
los vinos más “baratos” y accesibles; el nivel intermedio lo forman las
denominaciones locales como Médoc, Pomerol, Sauternes, donde se diferencia
mucho la zona geográfica donde se producen, las características de los suelos,
o el clima. La calidad de los vinos es más alta, y su precio, también. En la
cima de la pirámide están los vinos de prestigio, todos ellos están ahí debido
a su reputación histórica y su altísimo precio, se producen en propiedades muy
específicas (los famosos chateaux).
En algunas zonas, esta élite se divide aún más en rangos como Grand Cru, Premier Cru, etc.,
según clasificaciones tradicionales, y salvo las de Médoc o Sauternes que
llevan sin revisarse desde 1855, en el resto de zonas se revisan periódicamente
y permiten que una bodega suba o baje de categoría.
Aunque puede sonar
bastante bien, lo que pretenden nuestras prestigiosas bodegas, es quedarse en
la cima, repartiéndose cada una de ellas por los rangos de máxima calidad, y
dejando los niveles inferiores al resto de las bodegas.
Por un momento voy a
comprar la idea: el consejo regulador de una de las grandes denominaciones de
España, crea un sistema de calidad a la bordelesa, y pone a las grandes bodegas
y a las cooperativas que solo producen volumen, en el primer nivel de la
pirámide. En el segundo nivel, pondrán a las bodegas que tienen por bandera el
terroir, el viñedo, y en el tercer lugar colocarán las bodegas históricas, las
que tienen mayor prestigio atendiendo a la calidad Y LOS PRECIOS de sus vinos.
Lo que yo me pregunto es:
- Primero:
¿quién es el guapo que pone a cada bodega en su
sitio, en su nivel?
- Segundo:
¿aceptarán las bodegas, de buen grado, estar en un nivel más bajo o menos alto?
- Tercero:
¿dividimos la cima en varios rangos y los revisamos, que se yo, cada 5-10 años?
Si la respuesta es SI, volvemos a la carga: ¿quién es la guapa que hace la
división por rangos, con qué requisitos, quién eres tú para bajarme de nivel y
subir al mierdas del vecino?
El crítico Tim Atkin
propuso en 2017 crear un sistema de calidad parecido al bordelés para la
denominación Rioja, pero sólo la parte de la cúspide, que divide en 5 niveles
principales (first grow, second grow, etc.) y un nivel intermedio al que
denomina Bodegas Emergentes. Ni corto ni perezoso, el bueno de Tim no esperó a
que su propuesta fuese tenida en cuenta por el consejo regulador y desde 2018
publica en su Rioja Special Report, aquellas bodegas que él considera que
tienen que ocupar esos 5 niveles, basándose tanto en la calidad de los vinos
(que el mismo cata y puntúa), la trayectoria de la bodega, si sus vinos
mantienen, aumentan o bajan la calidad de los mismo, así como la valoración de
las personas que se encargan de hacer los vinos. Esta lista se actualiza cada
año, las bodegas pueden permanecer en el mismo nivel, subir, bajar uno o varios
niveles, pueden desaparecer o incluso pasar del nivel intermedio al second
grow, el segundo nivel principal.
En contra de lo que opino
de la mayoría de los gurús repartepuntos, Tim Atkin me parece el más coherente
de todos, con una mentalidad mucho más abierta y sobre todo, más implicado
personalmente a la hora de puntuar e interactuar con las bodegas, aunque sé que
también hay mucho trabajo por detrás, mucho antes de que Tim realice las
visitas a bodegas, consejos reguladores. Creo que su sistema tiene toda la
lógica para el mercado del vino, ya que está orientado al modelo comercial
anglosajón, pero a mí no me convence.
Primero: porque, aunque sea una copia bien hecha de un sistema
reconocible, al final el consumidor, las comparaciones con Burdeos y otras
denominaciones que se basen en el mismo sistema, van a ser inevitables. Las
comparaciones, per se, no son malas, pero se corre el riesgo de que esto
termine siendo una discusión de fútbol entre cuñaos.
Segundo: con lo que nos gusta en este país copiar mal las ideas,
imagínate cuando lo repliquen en otras denominaciones de España, el cacao que vamos a tener de
clasificaciones patrias.
Y tercero: porque esto, al final, será como añadir otra etiqueta al
vino, distinguimos por color, crianza, dulzor, método de elaboración, dónde se
elabora, si tiene taytantos certificados, reconocimientos, medallas, puntos,
estrellas y ahora le metemos si está en tal grow o en tal groucho.
Y a esto, añádele que en
ná y menos, las etiquetas se llenarán de micro zonificaciones como vino de pueblo,
de páramo, de viñedo singular, de risco con pendiente media, vino de isla…
Pero como este jardín es
bastante grande y profundo, y ya por hoy te he dado mucho la brasa, de esto te
hablaré en la próxima entrada.