28/06/2025

¿Hay que reinventar las Denominaciones de Origen? – Tercera parte: ¿queréis hacer el favor de mover ficha?



A ver, me quedan muchos charcos en los que meterme, pero no quiero que esto se convierta en una radio novela eterna, voy a intentar que esta sea la última parte de esta serie de episodios, y si me quedara algo en el tintero, pues le daré salida en el futuro.

En la entrada anterior, decía que varias denominaciones estaban creando microzonificaciones. Por no marearte mucho, las microzonificaciones son pequeñas demarcaciones territoriales que se realizan dentro de una DO, con el fin de resaltar alguna de las características que las pueden hacen diferentes al resto de territorios de la denominación, y que pueden ser por el tipo de suelo, por su microclima, por su orientación, su altitud, por ser un territorio histórico, porque realizan alguna práctica que solo se hace en esa zona en concreto, o porque a un señor de Soria se la ha ocurrido así…

Lo de “micro” tampoco hay que tomárselo demasiado al pie de la letra. En algunos casos, como por ejemplo viñas seleccionadas, viñas singulares, se pueden tratar de parcelas, pequeñas extensiones que no alcanzan dos hectáreas y en otros casos como los vinos de pueblo, o de paraje, puede haber cientos de hectáreas. Como esto es una cosa que crea cada denominación, no hay un criterio único a nivel nacional o europeo, y cada una de ellas lo hace a su gusto, le ponen los criterios que mejor se adapten a sus querencias, y allá el consumidor se las entienda.

Sobre el papel, tiene sentido, pero… llegar a un punto en el que se quiere ser tan sumamente específico, me genera dudas sobre la verdadera intención.

La idea en sí es cojonuda, es muy buena: te ofrezco un producto que viene abalado por el prestigio de tal o cual denominación, y yo además te doy un plus más de calidad, estos vinos sólo se pueden hacer en este punto concreto y determinado, y solo por dos o tres bodegas, y si esa zona es muy pequeña, sólo mi bodega puede hacer vino en esa viña singular.

El problema que le veo es que para que el consumidor aprecie esa calidad y exclusividad, el consumidor primero debe estar bien informado, saber qué es un vino de municipio, pueblo, paraje, montaña, pago, viñedo singular… y saber por qué un vino de Labastida, San Vicente de la Sonsierra, Roa, o Nieva es distinto a uno de Tudelilla, San Esteban de Gormaz o La Seca. Si con estas zonificaciones las bodegas se van a limitar a añadir una etiqueta más a su vino o hacer patria chica, entonces esto no va a servir de nada, más tarde o más temprano las bodegas industriales tendrán sus viñedos singulares, sus vinos de paraje o vinos de montaña, tienen el tiempo, dinero y capacidad para crear campañas de publicidad, que. solo por inundación de información, confunden al consumidor. Si alguien piensa que los consejos reguladores van a ser capaces de poner coto, de regular que esto no sea un desmadre, que pierda esperanzas.

 

Por el contrario, hay denominaciones que están haciendo poco o muy poco por destacar su territorio, como por ejemplo, Cava. Empezaron siendo unos pocos pueblos del Penedés donde se elaboraba un vino espumoso que podía competir en el mercado contra espumosos franceses e italianos, y que ahora se ha transformado en un monstruo sin identidad. Al igual que los franceses pusieron todo su empeño para que sólo los espumosos de Champagne pudieran recibir ese nombre, champán, en Cava se hicieron grandes esfuerzos, se invirtió dinero y se luchó lo indecible para que sólo los vinos espumosos amparados por esta denominación pudieran llamarse legalmente Cava… hasta que años después se permitió a ciertas bodegas fuera de su territorio original, llamar a sus vinos espumosos  cavas, previa admisión [ruido de caja] en la denominación de origen. A día de hoy se puede producir Cava en localidades de Cataluña, La Rioja, Álava, Valencia y Extremadura (y creo que también hubo un tiempo que se podía hacer en la zona de Aranda de Duero). El consejo regulador ha creado cuatro diferenciaciones territoriales bastante bastas (Comtats de Barcelona, Valle del Ebro, Requena y Viñedos de Almendralejo) y una figura exclusiva que es el cava de paraje calificado y que sólo lo tienen seis bodegas catalanas.

Algunos de los fundadores de la DO, han decidido abandonar Cava y formar denominaciones nuevas como Corpinat o se han reintegrado en la DO Penedés. Cava cuenta a día de hoy con bodegas que elaboran muy buenos vinos, pero también los hay muy mediocres, aquí hubiera tenido más sentido hacer zonificaciones más concretas y muy bien explicadas, saber que este cava de esta zona tiene tal calidad que le hace diferente al cava de una zona que se encuentra a 5, 20, 200 o 500 kilómetros de distancia, que no digo que sean necesariamente malos, pero que ayudaría a comprender por qué hay diferencias entre estos vinos si comparten la misma variedad de uvas y forma de elaboración.

¿Quieres que te muestre otro ejemplo? Vamos a por otro ejemplo, una denominación que no han querido saber diferenciarse todo lo necesario, y lo que es peor: han echado a perder su identidad. Con todo el dolor de mi corazón, Rueda es el principal ejemplo de todo lo que no se tiene que hacer y que nunca se debió hacer. Y créeme, para mí, es doloroso.

Rueda en 1970 tenía más vides de palomino que de verdejo, pero poco a poco consiguieron cambiar esta proporción y elaborar vinos verdejos excelentes, alguno incluso se convirtió en el mejor vino blanco que se hacía en España, (luego nos peleamos si no quieres reconocerlo), la denominación consiguió lo más difícil, crear un excelente producto, lograr su difusión a nivel nacional, para luego meterlo en un saco, molerlo a palos, echarlo a la sima más profunda que encontraron y crear vinos muy mediocres. Esto ha sido así por varias razones.

Primera razón: poner el nombre de la variedad por encima del nombre da la DO, al principio de los tiempos pudo tener sentido, pero tenían que haber reforzado el nombre de la DO como marca, en vez de la variedad. Quizás en vez de verdejito ahora estaríamos hablando de ruedita, pero aún con eso, se podría hacer algo para solucionarlo, hubiera habido mimbres más que de sobra para cambiar la situación. Ahora Rueda comparte el nombre de verdejo con un montón de denominaciones e IGPs que no tienen nada que ver con ella y que, en muchos casos, lo único que hacen es desprestigiar a Rueda y al propio verdejo.

Segunda razón: se han emperrado en hacer lo mismo que le están haciendo a ella. Rueda ha admitido variedades como godello para mantenerse en lo más alto de la lista de ventas. Por lo pronto, se han metido en un berenjenal que incluso ha pasado a niveles institucionales, ya que hay otras denominaciones que la acusan a Rueda de querer apropiarse de la godello como uva propia. Curiosamente, esas mismas denominaciones, también tienen reconocida la verdejo como uva principal o secundaria para hacer vinos, e incluso amparan bodegas que ha comprado uva godello en la zona de Rueda, y hasta se sospecha que hay vino de godello hecho en Rueda, pero que se ha embotellado y etiquetado en estas denominaciones tan… “quejicas”

Tercera razón: admitir variedades tan castellanas como Riesling, Viogner o Gewürtztraminer, (¡hala a tirar años y años de esfuerzo!). Vale, Rueda tiene la sauvignon blanc como herencia de aquellos tiempos en los que se plantaron en España castas nobles internacionales como “mejorantes” de los vinos que se hacían con las castas nacionales. Hay que reconocer que se hizo un buen trabajo y que la sauvignon, a decir por los entendidos, hace buen papel en Rueda, pero traer variedades extranjeras en el s. XXI por hacer vinos que estén dentro de una órbita comercial…. Me cuesta entenderlo. Por un lado, puede que con estas variedades se puedan hacer buenos vinos en Rueda, pero no sé si se escapa del concepto denominación de origen, es decir, hacer vinos de aquí con variedades de aquí y de la forma que aquí lo hacemos. Quizás el uso de estas variedades, se podía haber derivado a otra figura de calidad que puede compartir espacio con las denominaciones, como pueden ser vinos de la tierra, o al menos haber dotado a la DO de alguna figura que distinga los vinos de las variedades propias del territorio, de las variedades ajenas, ya sean nacionales o extranjeras. En Italia, por ejemplo, están los Supertuscans, vinos hechos con variedades que no son las propias de la Toscana, y que durante muchos años gozaron de mucho prestigio. Ahora andan un poco de capa caída, pero me vale como idea de que se pueden hacer las cosas de distintas formas.

Cuarta y última razón: falta de visión de calidad. Casi todos los mejores verdejos que se hacen en la zona de Rueda están fuera de la denominación. Como lo oyes. Los Cantayano, Barco de Corneta, los vinos de Ismael Gozalo, están en la VT Castilla y León o simplemente como vinos de mesa. Creo haber leído hace ya tiempo a los responsables de El Barco del Corneta, que ellos querían haber entrado en su momento en Rueda, pero que la DO les exigía tener una capacidad de embotellamiento y un número mínimo de barricas muy superior al que ellos podían tener en ese momento. Cuando esta bodega y otras de similar tamaño fueron invitadas a pertenecer a la DO, aún cuando no cumplían requisitos, muy amablemente declinaron la invitación, preferían quedarse en la VT Castilla y León, a pertenecer a una DO con el aura de elaborar vinos de supermercado.

Estos problemas no solo los tiene Rueda, se me viene a la mente Somontano, La Mancha, Rias Baixas, incluso Rioja y Ribera, las denominaciones no están por la labor de cambiar… a su propio favor. Que el consumo está bajando desde hace casi cincuenta años no es novedad, que ahora esa bajada es más pronunciada tampoco, pero el comportamiento del sector como de las propias DO es como el que ve que la carretera se termina y se va a precipitar al vacío, a la espera que un ser divino ponga un puente, y los salve de la inminente muerte.




Los cambios que se están proponiendo son meramente estéticos, abordan la bajada de consumo como algo estacional, algo que se repite cíclicamente, y la respuesta que dan es “ya vendrán”, pero no se preocupan, al menos de forma pública, de ver qué es lo que verdaderamente quiere el consumidor y como ofrecerles su producto para que les sea atractivo. También está muy claro que hay un nuevo modelo de consumo, que el mercado ha cambiado y que no todo es por su culpa, vale, pero si apenas cambian, y entre que se lo piensan y lo hacen, el mercado ha vuelto a cambiar.

Asumo que es muy difícil seguir el ritmo al mercado cuando se va remolque, sobre todo cuando no se ha hecho nada para ir remontando, es como coger un autobús que ha pasado por tu parada hace tres minutos, tú te has quedado quieto, sin moverte, y de repente echas a correr a ver si llegas a cogerlo en la siguiente parada. Para empezar, las denominaciones asumieron que la generación X y los millenials consumirían vino a imitación de sus mayores, y comenzaron a darse cuenta de que el consumo no repuntaba, no cuando la generación X llevaba 10 años consumiendo masivamente cerveza y destilados, comenzaron a darse cuenta cuando los millenials expusieron su consumo en las primeras redes sociales masivas, y ni siquiera ahí fueron capaces de hacer algo más que preguntarse ¿K’apacháo?. Ahora están que no mean porque la siguiente generación, la Z, no se sabe si por modas, si por tendencias de consumo, beben aún menos alcohol. La respuesta han sido crear tendencias absurdas como la del vino en lata o la actual del vino sin alcohol o con menor contenido alcohólico, porque a las conclusiones que han llegado es que el problema podía ser el formato o que las generaciones venideras rinden culto al cuerpo, cuando de por medio ha habido dos crisis financieras y media (vamos a ver qué pasa ahora con lo de Irán), y que otros sectores como el de la cerveza y los refrescos han sabido leer mejor la situación y les han adelantado, por enésima vez, por la derecha. Los primeros están logrando trasvasar un número aceptable de consumidores de cerveza con alcohol a cerveza sin, y los segundos están creando productos constantemente para tapar cualquier hueco por el que se le puedan escapar sus consumidores objetivo.

Yo quería terminar aquí, pero no me resisto a comentar algo que he visto el otro día en redes sociales, aunque solo sea de pasada. La DOCa Rioja va a cambiar su reglamento para amparar vinos con un menor contenido alcohólico (entre medio y grado y medio menos, dependiendo del tipo de vino y su crianza), va a permitir una nueva etiqueta “vendimia temprana” o “early harvest” para vinos de menos de 12º (los tintos) y 11º (los blancos), y va a permitir que la mezcla de vinos tintos, la mezcla de vinos rosados y la mezcla de vinos blancos, contengan mayores cantidades de azúcar por litro. A mí, a primera vista me parece una respuesta para un nicho de mercado que busca bebidas más dulces y con menor graduación alcohólica, de alguna forma es aumentar la categoría de vinos semidulces, que no dudo que tenga su público, pero creo que es una medida demasiado amplia o vaga para atender a un sector de consumo minoritario. Pero en el post en el que comenté la noticia, otros usuarios apuntaban otras posibles causas:

-       - Que el aumento de la cantidad de azúcar se deba a que se quiere parar la fermentación entre los 9 y 12º. Me cabe la duda si es legal añadir azúcar al vino, si se realizará añadiendo mosto concentrado, o si se parte de un mosto con mucho azúcar, de modo que llegue un momento que no haya tanta levadura como para transformar el azúcar en alcohol.

-      - Vinos con menor contenido alcohólico con el fin de que en el Reino Unido post Brexit estos vinos paguen menos impuestos

-       - Vinos con destino a los EEUU

Pero ha habido una voz que ha apuntado que el problema no es realmente si el vino tiene menor graduación alcohólico o más azúcar, que también, sino la pérdida de identidad de la propia DOCa, se van a permitir unas prácticas a la hora de elaborar estos vinos, que poco o nada tienen que ver con origen del vino en Rioja, y que solo benefician a bodegas industriales (¡gracias, Ana!)

Y por terminar este inciso. Si esto se permite hoy, ¿qué permitirán que se haga mañana, dentro de un año, dentro de diez?

Llegados aquí y prácticamente antes de terminar este episodio, me planteo varias dudas.

La primera: alguien que hoy, junio de 2025 y tenga 20 años, que está consumiendo bebidas energéticas, refrescos a base de fuertes concentraciones de azúcar y cafeína, ¿qué es lo que consumirá en 2055, con 50 años, bebidas energéticas? Me juego el sexto dedo de mi mano izquierda a que ya hay gente pensando qué nichos va a ocupar este consumidor.

La segunda: se están planteando medidas solo para las generaciones que acaban de llegar a la edad legal de consumo, ¿realmente no ven que tienen que trabajar todo lo que no trabajaron con las generaciones anteriores?

La tercera: al hilo de lo anterior, ¿no se dan cuenta que la generación X y los primeros millenials somos los que ahora tenemos mejor poder adquisitivo que las posteriores, y que somos los que podemos gastar algo más en ocio y gastronomía?

Y la cuarta: ¿tienen que ser las denominaciones las que se tienen que dar cuenta de todo ello, coger al toro por los cuernos y pegar un viraje de 270º a la situación? ¡Demonios, si!, si en los consejos reguladores están esperando a que alguien les diga lo que tienen que hacer o que en un sueño el dios del vino les revele algún secreto, van realmente jodidos, nadie va a mover un dedo por ellos, si están pensando que la administración pública, la que sea, estatal, regional, local, les va a sacar las castañas del fuero, ¡oh, amigo!, el castañazo va a ser épico, y de hecho, ya está aquí, ya se está sintiendo.

Lo que se está haciendo hasta ahora no está funcionando, y lo que es mejor, no va a funcionar.

Estimadas denominaciones de origen calificadas o no españolas. No sé a qué estáis esperando a mover ficha, pero a moverla de una vez, porque os están moviendo la mesa, os quedan menos de 15-20 años de existencia, en el mejor de los casos. No podéis sobrevivir todas como vinos de altísima calidad a precio de lujo. está muy bien que queráis crear pirámides de calidad, que queráis reivindicar origen, territorio y una forma de hacer las cosas, pero recordad que la cima de una pirámide solo se sostiene si hay una base amplia y fuerte para sostenerla, porque de lo contrario, la cima se cae y se rompe.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por motivos ajenos a mi voluntad, os informo que todos los comentarios tienen que ser moderados.

Salvo que dichos comentarios incluyan insultos o cualquier amenaza (física o verbal) contra las personas o cosas, serán publicados a la mayor brevedad posible.

Muchas gracias.