10/09/2013

Nos vamos de ¿cervezas?: Lupulópolis

Al igual que a muchos sevillanos les cambia (a mal) su humor si no aparece el Sol de cuando en cuando en invierno, a mí me pasa lo mismo en verano si no llueve. Llevo fatal los veranos en estas latitudes y se supone que tras casi 10 años debería de estar acostumbrado, pero no, no me acostumbro, ni siquiera cuando me pongo debajo de esos toldos que te riegan cuando pasas por debajo de ellos, no es lo mismo. Hace unos días el hombre del tiempo me prometió lluvias, rayos y truenos. Se equivocó. Cuatro gotas y un trueno allá en lontananza. Ya no puedo más, como diría Camilo…

Estos calores hacen imposible poder beber un vino tranquilamente, sin prisas, aunque si estoy muy desesperado, siempre puedo meterme en el interior de un restaurante con el aire acondicionado a tope, con el consiguiente riesgo de pillar un resfriado a mediados de Agosto.

Verano para mí significa cambio de hábitos. Cuando salimos fuera de casa por el motivo que sea, siempre terminamos  en la terraza de un bar pidiendo dos cervezas del tirón. La primera cae como el agua, por muy fría que esté. Muchas veces cuando el camarero vuelve con unas aceitunas o unos altramuces, yo ya estoy clamando por la segunda y Paula en más de una ocasión ha pensado si seguirme los pasos de cerca.

Hace ya un tiempo que publiqué una entrada acerca de mis gustos “cerveceros”. No ha pasado mucho tiempo y mis gustos no han cambiado demasiado, pero si es verdad que desde hace unos meses me he vuelto un poco loco con un nuevo tipo de cervezas.

En contra de lo que pueda parecer, no son cervezas alemanas, ni belgas, ni francesas, no. Son cervezas de aquí, de al lado de casa, de Cadiz, de Córdoba, de Toledo, de Toro (Zamora), de Valencia, cervezas artesanales, cervezas de garaje como se las conoce en los Estados Unidos, donde hay una extendida cultura de hacer cerveza para consumo propio o como pequeños negocios que suministran cervezas al pueblo y los alrededores, quien sabe si dentro de unos meses me pongo a investigar cómo hacer cervezas en casa, es más “fácil” que hacer vino y necesito menos espacio…


Mientras tanto, tendré que conformarme con beber las cervezas de la “competencia”. Hace poco que abrieron en Sevilla una tienda donde poder tomarte una cerveza con tranquilidad, paladeándola en un buen ambiente. El sitio se llama Lupulópolis y está cerca de las Setas de la Encarnación

Fotografía propiedad de Lupulópolis.

Llegar a Lupulópolis y encontrar un sitio vacío donde poder sentarte es bastante complicado. Vayas cuando vayas, el sitio está lleno de gente de todas las edades que conversan tranquilamente alrededor de sus bebidas. Y quiero remarcar lo de la tranquila conversación porque en este santo país si más de dos personas están tomando cervezas, ya sea dentro de un local o en los veladores, el griterío y el jaleo están servidos. No, aquí se viene a mantener buenas conversaciones, unas buenas tertulias (de las que mucho tienen que aprender las televisiones nacionales) hablando de lo humano  y de lo divino.

Santiago, uno de los propietarios del local, te asesora a la hora de tomar una de sus cervezas, pero te aconseja con pasión, conoce perfectamente cómo es cada cerveza, te da una idea exacta con lo que te vas a encontrar en el primer sorbo. Se nota que le gusta su trabajo y que disfruta atendiendo a sus clientes, al igual que Aurora, la otra propietaria, inquieta dentro del local con su tableta entre las manos, reflejando foto a foto el ambiente que se respira dentro de esta cervecería, atenta también a cualquier pregunta de los allí presentes.

Creo que no exagero al decir que las cervezas que te sirven (y que además te puedes llevar a casa), en poco o en nada tienen que envidiar a buenas cervezas de abadía belgas. Me he quedado muy sorprendido de la calidad de alguna de las cervezas que he llegado a probar,  al punto que es muy difícil poder decidirme por una o dos, ciertamente algunas destacan sobre otras, personalmente me gusta mucho la “Domus Sevilla”. También “Sr. Bu”, de la que tengo que hacerme con unas cuantas botellas, pues dentro de poco van a dejar de hacerla por un tiempo; y por citar una cerveza algo más compleja, sin duda me quedo con la "Mammooth Hécate" (siete maltas tiene la moza...)

Lupulópolis es un oasis en medio de una jungla. Cierto que puedes salir de casa, ir al bar más cercano y disfrutar de una cerveza fresquita, pero cuando te canses del mismo sabor de la cerveza de siempre o cuando quieras probar algo distinto, acércate al centro y date una vuelta por las Setas...

Si queréis ir:

Lupulópolis.
Calle José Gestoso 12, Sevilla.

Abre de Lunes a Sábado de 11:00 - 14:30 y de  19:00 - 23:30.




Ver Lupulópolis en un mapa más grande

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