¿Y si cambio el fondo, pongo las botellas que han caído a lo largo de estos años? Muy visto, hay que retocar casi todos los textos. Mejor un bodegón con unas copas, botellas, un par de racimos de uvas…, no, muy manido.
Mejor un fondo con los colores del vinoooo, no, no me convence, pero ¡es que me abuuurre tanto el fondo, las mismas fuentes!
Nada, a esto hay que darle un cambio radical…
Y desde mediados de Septiembre llevo haciendo pruebas sin que termine de convencerme ninguno de los diseños que he perpetrado, y en esto que me voy entreteniendo, en poner un color y quitar otro, en buscar una fuente para cada elemento, y cuando logro componer el puzzle, suena de repente una voz que dice “mejor acuéstate y déjalo para mañana”.
En medio de todo este trajín he logrado probar vinos, buenos, muy buenos, de una de las zonas que más me gustan: Toro y de los que tendréis habida cuenta en breve. He vuelto a ver aberraciones en alguna que otra carta de vinos y me ha dado tiempo a leer mucho sobre vino. Además he iniciado la búsqueda de un nuevo ayudante que me eche una mano con el blog y las catas, un tercer miembro de apoyo que nos pueda aportar un punto de vista distinto e imparcial. No me ha hecho falta buscar mucho, tengo un candidato ideal cerca de casa, y aunque apunta maneras, creo que tendremos que formarle de aquí a 18 años, aproximadamente …
Y ahora que nos salga con que no le gusta el vino...
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