Espero que hayas pasado unas buenas fiestas, que los Reyes, Papá Noel o el monstruo espagueti te hayan traído muchos regalos, y que hayas empezado bien el año.
¿Qué tal has bebido estas
navidades? Para mí son las fechas que más vino compro, con la excusa de las fiestas
y los regalos lleno la pequeña cava de vinos que tengo, aunque la suelo vaciar
con la misma velocidad. Suelo comprar mis vinos favoritos y aquellos que más me
han gustado a lo largo del año, pero, sobre todo, me hago con vinos que me da
más reparo comprarlos por el precio que tienen. Admito que soy muy cuñado para
esto, estoy en ese gran grupo de personas que necesitan justificarse a sí
mismos para gastarse más de 20€ en una botella de vino, qué le voy a hacer, sin
embargo, este año creo que apenas he comprado alguna botella por ese precio y
gastando más o menos que otros años, he comprado más botellas entre los 10-20€
(bueno, muchas más entre 10 y 15€).
Llevo dos años (y los que
me quedan) que tengo unos turnos de trabajo, digamos…, que bastante
incompatibles con mi afición, se me hace un mundo tener que bajar al centro de
Sevilla y bichear en las tiendas y bares de vino, hasta tengo prometida una cata desde hace un año y no encuentro el
hueco para hacerla, así que la compra de vino la tengo limitada a un
pequeño supermercado cerca de mi casa y que trae algo más que el tópico sota-caballo-rey
que hay en todos los super/hipermercados.
También suelo comprar por internet, tanto a bodegas como a tiendas de
vino.
Vale, puede parecer que
eso de ir al centro de Sevilla lo haya pintado como si fuese a escalar el
Everest o un viaje a través de la selva, y no es tanto ni más, pero a las
tiendas a las que suelo ir, las más cercanas están a 20 minutos en coche,
aparcar relativamente cerca supone dejar el coche en un parking o en zona azul.
Otras están en pleno centro de Sevilla, ahí olvídate de aparcar cerca. No es
que haya que andar mucho, la ida es muy cómoda y el paseo agradable, lo malo es
cuando tienes que volver al coche con varias bolsas o una caja entre las manos,
hay que ir sorteando a una masa de turistas que pululan como pollo sin cabeza
por las calles, las bicicletas, los monopatines eléctricos, las obras…, en fin,
que muchas veces se me quitan las ganas solo de pensarlo.
Internet es un escenario más
cómodo, pero también mucho más frio y en ocasiones complicado, tiene la ventaja
de que la tienda está siempre abierta, puedo comprar cómodamente desde mi casa
a la hora que me dé la gana, comparar precios en varios sitios…, aunque también
tiene sus inconvenientes:
El primero: es que en caso de
duda no tienes a nadie que te pueda ayudar. Vale que algunas tiendas tienen una
suerte de asistentes virtuales, pero su programación les hace responder de
forma predeterminada (aunque esto cambiará cuando les integren la inteligencia
artificial) y muchas veces tengo la sensación de que me quieren llevar siempre
a los mismos vinos.
El segundo: tienen un catálogo limitado, y… a ver, esto es lógico,
sería genial que pudieran tener siempre los vinos que uno quiere y todas las
añadas disponibles en un único sitio, (lo que viene siendo imposible), al final
siempre estoy sopesando donde coger los vinos, si los cojo donde me ponen mejor
precio, pero no tienen buena parte de los vinos que quiero, o los cojo donde tienen
más vinos de los que busco, pero no me sale tan a cuenta por el precio que
tienen.
Tercero: con toda la lógica del mundo, hay que hacer rentable ese
pedido a la tienda, así que muchas veces hay que hacer un pedido mínimo para
que te lo envíen a casa y que también (insisto, con toda lógica) ese envío hay
que pagarlo, no es de gusto de nadie, pero que te traigan un paquete a casa que
puede venir de Navarra, de Valladolid, Barcelona o Madrid por 7-10 euros…, entre
tú y yo, no es plato de gusto, pero son unos gastos razonables para un paquete
de 9 kilos.
Cuarto: cuando encuentro esos vinos que yo quería, incluso de
alguna añada con un par de años en mercado, y al pagar el pedido, (o peor aún, cuando
ya lo has pagado…), al rato o al día siguiente te llama alguien de la tienda
por teléfono para decirte que bien no tienen esa añada, o lo que es peor, que
hace un par de años que no trabajan con esa bodega y no les quedan existencias
del vino que has elegido.
Hasta cierto punto puedo
entender que es complejo tener una tienda on-line actualizada al instante, que
tiene mucho curro el estar actualizándola cada cierto tiempo, trabajar con
varias añadas, pero que menos que una o dos veces al año actualices la tienda,
al fin y al cabo, es tu escaparate, es lo que ven tus posibles clientes.
Y quinto: porque
también hay que decirlo, pedir por internet es genial…, pero el vino no lo
tendrás hasta que pasen unos días, no es inmediato, y está esa tortura de tener
que estar en casa esperando que el paquete llegue bien, rezando a una
misericordiosa deidad para que el mensajero no llegue justo en el momento en el
que has ido a por el niño al cole, o que estés reflexionando en el trono de tu
casa.
Desde hace ya un buen
tiempo, (quizás cinco o seis años), vengo diciendo que una parte importante del
problema de la falta de consumo de vino en España es la falta de disponibilidad
de vino para el consumidor final, muy por encima de lo que digan gurús, listas
de puntos, consejos reguladores más pendientes del enoturismo que del vino o
prescriptores adoctrinando desde sus vastos océanos de egocentrismo…, el
problema de primera mano para los
consumidores habituales de vino, es la falta de disponibilidad de vino, de
buen vino y me explico.
En cualquier mercado que
entremos en España, podemos encontrar vino, no hace falta que vayamos a una
tienda especializada, no hay ningún tipo de limitación para venderlo o
comprarlo, pero a pesar de la gran, gran, gran cantidad de bodegas que hay en
España, la oferta que podemos encontrar es pequeña y casi siempre es la misma,
hay relativamente pocas diferencias
entre supermercados, hipermercados, entre los que están en Lugo, Burgos, Teruel
o Murcia, nos vamos a encontrar siempre con etiquetas de las grandes fábricas
de vinos, García Carrión, Félix Solís, Anecoop, Grupo Zamora, Osborne,
Freixenet por poner algunos ejemplos. Ni siquiera Mercadona, Aldi o Lidl, que
tienen etiquetas propias, se libran de tener alguna referencia de estos
monstruos. De forma local se pueden contar con pequeñas variaciones, sobre todo
en cadenas de supermercados regionales o en hipermercados, imagino que la
cercanía de las bodegas y de los distribuidores hacen que sea más fácil.
Resulta muy tentador
comprar estos vinos si disponemos de poco tiempo libre o vamos con prisas, y
porque no decirlo, si no disponemos de una buena tienda de vinos cerca.
Se critica muchas veces
que el consumo de vino en España se base precisamente en estos vinos con una
calidad (en la mayor parte de las ocasiones) bastante justita, pero es que es
lo más normal si son estos los vinos que se tienen más al acceso de mano,
primero porque son los que están donde vamos a comprar las alcachofas, las
pizzas y el pescado, y segundo porque son los más accesibles por precio, esto
es algo que muchas veces los grandes pensadores del vino no tienen en cuenta,
yo soy el primer interesado en que haya un negocio que en me ofrezca un vino de
Valtiendas en Sevilla, pero entiendo
que, por un lado las exigencias y condiciones que exigen los
super/hipermercados no son fáciles de satisfacer para muchas bodegas, y que las
bodegas no tienen una producción que les permita llegar a todas partes, o
aunque la tuvieran, no pueden tener delegaciones comerciales por toda España.
Ahí es donde debería
llegar la tienda especializada, o al menos un sitio en el que estuviera
disponible el poder comprar estos vinos.
No puedo
pretender tener debajo de mi casa una tienda que me ponga el vino que yo quiera
cuando yo quiera, (que si alguien quiere hacerlo, por mí genial, no os cortéis)
yo como consumidor habitual pues tengo que poner de mi parte en conseguir algo
que yo quiero y que no es una necesidad vital. Pero al mismo tiempo creo que
tiene que existir una forma comercial que acerque el vino de calidad y que esté
disponible para todo el mundo, y cuando hablo de disponibilidad es tanto la
material como la que afecta a la cartera.
Soy muy consciente de que
esto es una quimera, que tener un establecimiento que solo vende vinos al
público es inviable per se, forzosamente la venta de vino al público general
tiene que ser una parte de otro negocio, bien hostelería, bien distribución,
bien alimentación… y sé que me van a llover palos por decir esto, pero la
solución para que exista una disponibilidad de producto y precio, en gran
medida tiene que pasar por las cadenas o agrupaciones de supermercados e
hipermercados, por el mero hecho de que tienen la logística de distribución plenamente
desarrollada. Lo malo es que ni unos ni otros están interesados en vender un
producto que cada vez tiene menos demanda y que ocupa muchas baldas, durante
mucho tiempo y que solo tienen una venta regular en unos periodos cortos en el
tiempo. Yo ya he visto en varios pequeños y grandes mercados que cada vez les
van recortando más espacio y creo que a medio plazo puede ser que veamos que
los dejan arrinconados en uno o dos lineales y que vendan una selección algo
mayor en periodos muy puntuales del año como puede ser octubre, Navidades, San Valentín,
o el día de la madre o el padre.
Otra solución pasaría por acuerdos
de distribución, ya no solo de bodegas con distribuidoras, si no de consejos
reguladores con distribuidores.
Ya sé que esto es más
quimera todavía, no tengo mucha idea de distribución y comercio, pero creo que
las relaciones que puedan tener los consejos reguladores fuera de su ámbito
territorial pueden ser aprovechadas para crear, no una red de distribuidores
(eso es demasiado soñar), pero si una serie de contactos y acuerdos
determinados con una serie de distribuidores o actores que permitan a una
bodega pequeña, no sé, de Valtiendas, de Arlanza el que puedan tener sus vinos
en Sevilla, en Granada o en Teruel.
Effffm, pero me pongo la
venda antes de la pedrada que me viene, está claro que a los tres días ya habrá
un jaleo de por qué se ha elegido a tal distribuidora, o que tal otra pone los
precios más altos que a los de tal otra denominación para beneficiarles, o es
el primo Zumosol de tal otro representante de aquella asociación de vinos de la
tierra…
Sé que esto son ideas
cogidas con pinzas y por parte de alguien que no tiene ni la más repajolera
idea del negocio del vino, mi misión es beberlo de la mejor forma posible, pero
creo que si hay interés por parte de las bodegas y consejos reguladores en,
como poco, mantener el consumo de vino en España, es un tema que se tenían que
haber puesto a él hace muchos años. Si tal y como pinta la cosa, si los Estados
Unidos deciden a poner de nuevo aranceles, va a sobrar aún más vino y no quedará más remedio
que colocarlo en otra parte.
Como dije en el primer corto
del no-podcast, ¡sacad el vino de los almacenes!, no lo vendáis a cualquier precio, ni de cualquier
manera, pero hay que sacar las botellas de los botelleros y mostrarlas en la
calle. Ahora es el mejor momento para daros a conocer, si hay que arriesgar,
este es el momento porque la gente aún dispone de margen para gastar dinero en
cosas no vitales.
Disponibilidad,
disponibilidad, disponibilidad, este es el camino, porque está muy bien
llenarse la boca con grandes ideas y grandes filosofías, está muy bien hablar y
reconocer nuestra cultura, pero el que se llena de palabras en vez de hechos,
es como el que siembra y antes no ha arado, al final no hay fruto.
Disponibilidad, disponibilidad, disponibilidad.
Espero que hayas pasado
unas buenas fiestas, que los Reyes, Papá Noel o el monstruo espagueti te hayan
traído muchos regalos, y que hayas empezado bien el año.
¿Qué tal has bebido estas
navidades? Para mí son las fechas que más vino compro, con la excusa de las fiestas
y los regalos lleno la pequeña cava de vinos que tengo, aunque la suelo vaciar
con la misma velocidad. Suelo comprar mis vinos favoritos y aquellos que más me
han gustado a lo largo del año, pero, sobre todo, me hago con vinos que me da
más reparo comprarlos por el precio que tienen. Admito que soy muy cuñado para
esto, estoy en ese gran grupo de personas que necesitan justificarse a sí
mismos para gastarse más de 20€ en una botella de vino, qué le voy a hacer, sin
embargo, este año creo que apenas he comprado alguna botella por ese precio y
gastando más o menos que otros años, he comprado más botellas entre los 10-20€
(bueno, muchas más entre 10 y 15€).
Llevo dos años (y los que
me quedan) que tengo unos turnos de trabajo, digamos…, que bastante
incompatibles con mi afición, se me hace un mundo tener que bajar al centro de
Sevilla y bichear en las tiendas y bares de vino, hasta tengo prometida una cata desde hace un año y no encuentro el
hueco para hacerla, así que la compra de vino la tengo limitada a un
pequeño supermercado cerca de mi casa y que trae algo más que el tópico sota-caballo-rey
que hay en todos los super/hipermercados.
También suelo comprar por internet, tanto a bodegas como a tiendas de
vino.
Vale, puede parecer que
eso de ir al centro de Sevilla lo haya pintado como si fuese a escalar el
Everest o un viaje a través de la selva, y no es tanto ni más, pero a las
tiendas a las que suelo ir, las más cercanas están a 20 minutos en coche,
aparcar relativamente cerca supone dejar el coche en un parking o en zona azul.
Otras están en pleno centro de Sevilla, ahí olvídate de aparcar cerca. No es
que haya que andar mucho, la ida es muy cómoda y el paseo agradable, lo malo es
cuando tienes que volver al coche con varias bolsas o una caja entre las manos,
hay que ir sorteando a una masa de turistas que pululan como pollo sin cabeza
por las calles, las bicicletas, los monopatines eléctricos, las obras…, en fin,
que muchas veces se me quitan las ganas solo de pensarlo.
Internet es un escenario más
cómodo, pero también mucho más frio y en ocasiones complicado, tiene la ventaja
de que la tienda está siempre abierta, puedo comprar cómodamente desde mi casa
a la hora que me dé la gana, comparar precios en varios sitios…, aunque también
tiene sus inconvenientes:
El primero: es que en caso de
duda no tienes a nadie que te pueda ayudar. Vale que algunas tiendas tienen una
suerte de asistentes virtuales, pero su programación les hace responder de
forma predeterminada (aunque esto cambiará cuando les integren la inteligencia
artificial) y muchas veces tengo la sensación de que me quieren llevar siempre
a los mismos vinos.
El segundo: tienen un catálogo limitado, y… a ver, esto es lógico,
sería genial que pudieran tener siempre los vinos que uno quiere y todas las
añadas disponibles en un único sitio, (lo que viene siendo imposible), al final
siempre estoy sopesando donde coger los vinos, si los cojo donde me ponen mejor
precio, pero no tienen buena parte de los vinos que quiero, o los cojo donde tienen
más vinos de los que busco, pero no me sale tan a cuenta por el precio que
tienen.
Tercero: con toda la lógica del mundo, hay que hacer rentable ese
pedido a la tienda, así que muchas veces hay que hacer un pedido mínimo para
que te lo envíen a casa y que también (insisto, con toda lógica) ese envío hay
que pagarlo, no es de gusto de nadie, pero que te traigan un paquete a casa que
puede venir de Navarra, de Valladolid, Barcelona o Madrid por 7-10 euros…, entre
tú y yo, no es plato de gusto, pero son unos gastos razonables para un paquete
de 9 kilos.
Cuarto: cuando encuentro esos vinos que yo quería, incluso de
alguna añada con un par de años en mercado, y al pagar el pedido, (o peor aún, cuando
ya lo has pagado…), al rato o al día siguiente te llama alguien de la tienda
por teléfono para decirte que bien no tienen esa añada, o lo que es peor, que
hace un par de años que no trabajan con esa bodega y no les quedan existencias
del vino que has elegido.
Hasta cierto punto puedo
entender que es complejo tener una tienda on-line actualizada al instante, que
tiene mucho curro el estar actualizándola cada cierto tiempo, trabajar con
varias añadas, pero que menos que una o dos veces al año actualices la tienda,
al fin y al cabo, es tu escaparate, es lo que ven tus posibles clientes.
Y quinto: porque
también hay que decirlo, pedir por internet es genial…, pero el vino no lo
tendrás hasta que pasen unos días, no es inmediato, y está esa tortura de tener
que estar en casa esperando que el paquete llegue bien, rezando a una
misericordiosa deidad para que el mensajero no llegue justo en el momento en el
que has ido a por el niño al cole, o que estés reflexionando en el trono de tu
casa.
Desde hace ya un buen
tiempo, (quizás cinco o seis años), vengo diciendo que una parte importante del
problema de la falta de consumo de vino en España es la falta de disponibilidad
de vino para el consumidor final, muy por encima de lo que digan gurús, listas
de puntos, consejos reguladores más pendientes del enoturismo que del vino o
prescriptores adoctrinando desde sus vastos océanos de egocentrismo…, el
problema de primera mano para los
consumidores habituales de vino, es la falta de disponibilidad de vino, de
buen vino y me explico.
En cualquier mercado que
entremos en España, podemos encontrar vino, no hace falta que vayamos a una
tienda especializada, no hay ningún tipo de limitación para venderlo o
comprarlo, pero a pesar de la gran, gran, gran cantidad de bodegas que hay en
España, la oferta que podemos encontrar es pequeña y casi siempre es la misma,
hay relativamente pocas diferencias
entre supermercados, hipermercados, entre los que están en Lugo, Burgos, Teruel
o Murcia, nos vamos a encontrar siempre con etiquetas de las grandes fábricas
de vinos, García Carrión, Félix Solís, Anecoop, Grupo Zamora, Osborne,
Freixenet por poner algunos ejemplos. Ni siquiera Mercadona, Aldi o Lidl, que
tienen etiquetas propias, se libran de tener alguna referencia de estos
monstruos. De forma local se pueden contar con pequeñas variaciones, sobre todo
en cadenas de supermercados regionales o en hipermercados, imagino que la
cercanía de las bodegas y de los distribuidores hacen que sea más fácil.
Resulta muy tentador
comprar estos vinos si disponemos de poco tiempo libre o vamos con prisas, y
porque no decirlo, si no disponemos de una buena tienda de vinos cerca.
Se critica muchas veces
que el consumo de vino en España se base precisamente en estos vinos con una
calidad (en la mayor parte de las ocasiones) bastante justita, pero es que es
lo más normal si son estos los vinos que se tienen más al acceso de mano,
primero porque son los que están donde vamos a comprar las alcachofas, las
pizzas y el pescado, y segundo porque son los más accesibles por precio, esto
es algo que muchas veces los grandes pensadores del vino no tienen en cuenta,
yo soy el primer interesado en que haya un negocio que en me ofrezca un vino de
Valtiendas en Sevilla, pero entiendo
que, por un lado las exigencias y condiciones que exigen los
super/hipermercados no son fáciles de satisfacer para muchas bodegas, y que las
bodegas no tienen una producción que les permita llegar a todas partes, o
aunque la tuvieran, no pueden tener delegaciones comerciales por toda España.
Ahí es donde debería
llegar la tienda especializada, o al menos un sitio en el que estuviera
disponible el poder comprar estos vinos.
No puedo
pretender tener debajo de mi casa una tienda que me ponga el vino que yo quiera
cuando yo quiera, (que si alguien quiere hacerlo, por mí genial, no os cortéis)
yo como consumidor habitual pues tengo que poner de mi parte en conseguir algo
que yo quiero y que no es una necesidad vital. Pero al mismo tiempo creo que
tiene que existir una forma comercial que acerque el vino de calidad y que esté
disponible para todo el mundo, y cuando hablo de disponibilidad es tanto la
material como la que afecta a la cartera.
Soy muy consciente de que
esto es una quimera, que tener un establecimiento que solo vende vinos al
público es inviable per se, forzosamente la venta de vino al público general
tiene que ser una parte de otro negocio, bien hostelería, bien distribución,
bien alimentación… y sé que me van a llover palos por decir esto, pero la
solución para que exista una disponibilidad de producto y precio, en gran
medida tiene que pasar por las cadenas o agrupaciones de supermercados e
hipermercados, por el mero hecho de que tienen la logística de distribución plenamente
desarrollada. Lo malo es que ni unos ni otros están interesados en vender un
producto que cada vez tiene menos demanda y que ocupa muchas baldas, durante
mucho tiempo y que solo tienen una venta regular en unos periodos cortos en el
tiempo. Yo ya he visto en varios pequeños y grandes mercados que cada vez les
van recortando más espacio y creo que a medio plazo puede ser que veamos que
los dejan arrinconados en uno o dos lineales y que vendan una selección algo
mayor en periodos muy puntuales del año como puede ser octubre, Navidades, San Valentín,
o el día de la madre o el padre.
Otra solución pasaría por acuerdos
de distribución, ya no solo de bodegas con distribuidoras, si no de consejos
reguladores con distribuidores.
Ya sé que esto es más
quimera todavía, no tengo mucha idea de distribución y comercio, pero creo que
las relaciones que puedan tener los consejos reguladores fuera de su ámbito
territorial pueden ser aprovechadas para crear, no una red de distribuidores
(eso es demasiado soñar), pero si una serie de contactos y acuerdos
determinados con una serie de distribuidores o actores que permitan a una
bodega pequeña, no sé, de Valtiendas, de Arlanza el que puedan tener sus vinos
en Sevilla, en Granada o en Teruel.
Effffm, pero me pongo la
venda antes de la pedrada que me viene, está claro que a los tres días ya habrá
un jaleo de por qué se ha elegido a tal distribuidora, o que tal otra pone los
precios más altos que a los de tal otra denominación para beneficiarles, o es
el primo Zumosol de tal otro representante de aquella asociación de vinos de la
tierra…
Sé que esto son ideas
cogidas con pinzas y por parte de alguien que no tiene ni la más repajolera
idea del negocio del vino, mi misión es beberlo de la mejor forma posible, pero
creo que si hay interés por parte de las bodegas y consejos reguladores en,
como poco, mantener el consumo de vino en España, es un tema que se tenían que
haber puesto a él hace muchos años. Si tal y como pinta la cosa, si los Estados
Unidos deciden a poner de nuevo aranceles, va a sobrar aún más vino y no quedará más remedio
que colocarlo en otra parte.
Como dije en el primer corto
del no-podcast, ¡sacad el vino de los almacenes!, no lo vendáis a cualquier precio, ni de cualquier
manera, pero hay que sacar las botellas de los botelleros y mostrarlas en la
calle. Ahora es el mejor momento para daros a conocer, si hay que arriesgar,
este es el momento porque la gente aún dispone de margen para gastar dinero en
cosas no vitales.
Disponibilidad,
disponibilidad, disponibilidad, este es el camino, porque está muy bien
llenarse la boca con grandes ideas y grandes filosofías, está muy bien hablar y
reconocer nuestra cultura, pero el que se llena de palabras en vez de hechos,
es como el que siembra y antes no ha arado, al final no hay fruto.
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