25/01/2025

Disponibilidad, disponibilidad, disponibilidad.


  

Espero que hayas pasado unas buenas fiestas, que los Reyes, Papá Noel o el monstruo espagueti te hayan traído muchos regalos, y que hayas empezado bien el año.

¿Qué tal has bebido estas navidades? Para mí son las fechas que más vino compro, con la excusa de las fiestas y los regalos lleno la pequeña cava de vinos que tengo, aunque la suelo vaciar con la misma velocidad. Suelo comprar mis vinos favoritos y aquellos que más me han gustado a lo largo del año, pero, sobre todo, me hago con vinos que me da más reparo comprarlos por el precio que tienen. Admito que soy muy cuñado para esto, estoy en ese gran grupo de personas que necesitan justificarse a sí mismos para gastarse más de 20€ en una botella de vino, qué le voy a hacer, sin embargo, este año creo que apenas he comprado alguna botella por ese precio y gastando más o menos que otros años, he comprado más botellas entre los 10-20€ (bueno, muchas más entre 10 y 15€).

Llevo dos años (y los que me quedan) que tengo unos turnos de trabajo, digamos…, que bastante incompatibles con mi afición, se me hace un mundo tener que bajar al centro de Sevilla y bichear en las tiendas y bares de vino, hasta tengo prometida una cata desde hace un año y no encuentro el hueco para hacerla, así que la compra de vino la tengo limitada a un pequeño supermercado cerca de mi casa y que trae algo más que el tópico sota-caballo-rey que hay en todos los super/hipermercados.  También suelo comprar por internet, tanto a bodegas como a tiendas de vino.

Vale, puede parecer que eso de ir al centro de Sevilla lo haya pintado como si fuese a escalar el Everest o un viaje a través de la selva, y no es tanto ni más, pero a las tiendas a las que suelo ir, las más cercanas están a 20 minutos en coche, aparcar relativamente cerca supone dejar el coche en un parking o en zona azul. Otras están en pleno centro de Sevilla, ahí olvídate de aparcar cerca. No es que haya que andar mucho, la ida es muy cómoda y el paseo agradable, lo malo es cuando tienes que volver al coche con varias bolsas o una caja entre las manos, hay que ir sorteando a una masa de turistas que pululan como pollo sin cabeza por las calles, las bicicletas, los monopatines eléctricos, las obras…, en fin, que muchas veces se me quitan las ganas solo de pensarlo.

Internet es un escenario más cómodo, pero también mucho más frio y en ocasiones complicado, tiene la ventaja de que la tienda está siempre abierta, puedo comprar cómodamente desde mi casa a la hora que me dé la gana, comparar precios en varios sitios…, aunque también tiene sus inconvenientes:

El primero:  es que en caso de duda no tienes a nadie que te pueda ayudar. Vale que algunas tiendas tienen una suerte de asistentes virtuales, pero su programación les hace responder de forma predeterminada (aunque esto cambiará cuando les integren la inteligencia artificial) y muchas veces tengo la sensación de que me quieren llevar siempre a los mismos vinos.

El segundo: tienen un catálogo limitado, y… a ver, esto es lógico, sería genial que pudieran tener siempre los vinos que uno quiere y todas las añadas disponibles en un único sitio, (lo que viene siendo imposible), al final siempre estoy sopesando donde coger los vinos, si los cojo donde me ponen mejor precio, pero no tienen buena parte de los vinos que quiero, o los cojo donde tienen más vinos de los que busco, pero no me sale tan a cuenta por el precio que tienen.

Tercero: con toda la lógica del mundo, hay que hacer rentable ese pedido a la tienda, así que muchas veces hay que hacer un pedido mínimo para que te lo envíen a casa y que también (insisto, con toda lógica) ese envío hay que pagarlo, no es de gusto de nadie, pero que te traigan un paquete a casa que puede venir de Navarra, de Valladolid, Barcelona o Madrid por 7-10 euros…, entre tú y yo, no es plato de gusto, pero son unos gastos razonables para un paquete de 9 kilos.

Cuarto: cuando encuentro esos vinos que yo quería, incluso de alguna añada con un par de años en mercado, y al pagar el pedido, (o peor aún, cuando ya lo has pagado…), al rato o al día siguiente te llama alguien de la tienda por teléfono para decirte que bien no tienen esa añada, o lo que es peor, que hace un par de años que no trabajan con esa bodega y no les quedan existencias del vino que has elegido.

Hasta cierto punto puedo entender que es complejo tener una tienda on-line actualizada al instante, que tiene mucho curro el estar actualizándola cada cierto tiempo, trabajar con varias añadas, pero que menos que una o dos veces al año actualices la tienda, al fin y al cabo, es tu escaparate, es lo que ven tus posibles clientes.

Y quinto: porque también hay que decirlo, pedir por internet es genial…, pero el vino no lo tendrás hasta que pasen unos días, no es inmediato, y está esa tortura de tener que estar en casa esperando que el paquete llegue bien, rezando a una misericordiosa deidad para que el mensajero no llegue justo en el momento en el que has ido a por el niño al cole, o que estés reflexionando en el trono de tu casa.

Desde hace ya un buen tiempo, (quizás cinco o seis años), vengo diciendo que una parte importante del problema de la falta de consumo de vino en España es la falta de disponibilidad de vino para el consumidor final, muy por encima de lo que digan gurús, listas de puntos, consejos reguladores más pendientes del enoturismo que del vino o prescriptores adoctrinando desde sus vastos océanos de egocentrismo…, el problema de primera mano para los consumidores habituales de vino, es la falta de disponibilidad de vino, de buen vino y me explico.

En cualquier mercado que entremos en España, podemos encontrar vino, no hace falta que vayamos a una tienda especializada, no hay ningún tipo de limitación para venderlo o comprarlo, pero a pesar de la gran, gran, gran cantidad de bodegas que hay en España, la oferta que podemos encontrar es pequeña y casi siempre es la misma, hay relativamente pocas  diferencias entre supermercados, hipermercados, entre los que están en Lugo, Burgos, Teruel o Murcia, nos vamos a encontrar siempre con etiquetas de las grandes fábricas de vinos, García Carrión, Félix Solís, Anecoop, Grupo Zamora, Osborne, Freixenet por poner algunos ejemplos. Ni siquiera Mercadona, Aldi o Lidl, que tienen etiquetas propias, se libran de tener alguna referencia de estos monstruos. De forma local se pueden contar con pequeñas variaciones, sobre todo en cadenas de supermercados regionales o en hipermercados, imagino que la cercanía de las bodegas y de los distribuidores hacen que sea más fácil.

Resulta muy tentador comprar estos vinos si disponemos de poco tiempo libre o vamos con prisas, y porque no decirlo, si no disponemos de una buena tienda de vinos cerca.

Se critica muchas veces que el consumo de vino en España se base precisamente en estos vinos con una calidad (en la mayor parte de las ocasiones) bastante justita, pero es que es lo más normal si son estos los vinos que se tienen más al acceso de mano, primero porque son los que están donde vamos a comprar las alcachofas, las pizzas y el pescado, y segundo porque son los más accesibles por precio, esto es algo que muchas veces los grandes pensadores del vino no tienen en cuenta, yo soy el primer interesado en que haya un negocio que en me ofrezca un vino de  Valtiendas en Sevilla, pero entiendo que, por un lado las exigencias y condiciones que exigen los super/hipermercados no son fáciles de satisfacer para muchas bodegas, y que las bodegas no tienen una producción que les permita llegar a todas partes, o aunque la tuvieran, no pueden tener delegaciones comerciales por toda España.

Ahí es donde debería llegar la tienda especializada, o al menos un sitio en el que estuviera disponible el poder comprar estos vinos.

No puedo pretender tener debajo de mi casa una tienda que me ponga el vino que yo quiera cuando yo quiera, (que si alguien quiere hacerlo, por mí genial, no os cortéis) yo como consumidor habitual pues tengo que poner de mi parte en conseguir algo que yo quiero y que no es una necesidad vital. Pero al mismo tiempo creo que tiene que existir una forma comercial que acerque el vino de calidad y que esté disponible para todo el mundo, y cuando hablo de disponibilidad es tanto la material como la que afecta a la cartera.

Soy muy consciente de que esto es una quimera, que tener un establecimiento que solo vende vinos al público es inviable per se, forzosamente la venta de vino al público general tiene que ser una parte de otro negocio, bien hostelería, bien distribución, bien alimentación… y sé que me van a llover palos por decir esto, pero la solución para que exista una disponibilidad de producto y precio, en gran medida tiene que pasar por las cadenas o agrupaciones de supermercados e hipermercados, por el mero hecho de que tienen la logística de distribución plenamente desarrollada. Lo malo es que ni unos ni otros están interesados en vender un producto que cada vez tiene menos demanda y que ocupa muchas baldas, durante mucho tiempo y que solo tienen una venta regular en unos periodos cortos en el tiempo. Yo ya he visto en varios pequeños y grandes mercados que cada vez les van recortando más espacio y creo que a medio plazo puede ser que veamos que los dejan arrinconados en uno o dos lineales y que vendan una selección algo mayor en periodos muy puntuales del año como puede ser octubre, Navidades, San Valentín, o el día de la madre o el padre.

Otra solución pasaría por acuerdos de distribución, ya no solo de bodegas con distribuidoras, si no de consejos reguladores con distribuidores.

Ya sé que esto es más quimera todavía, no tengo mucha idea de distribución y comercio, pero creo que las relaciones que puedan tener los consejos reguladores fuera de su ámbito territorial pueden ser aprovechadas para crear, no una red de distribuidores (eso es demasiado soñar), pero si una serie de contactos y acuerdos determinados con una serie de distribuidores o actores que permitan a una bodega pequeña, no sé, de Valtiendas, de Arlanza el que puedan tener sus vinos en Sevilla, en Granada o en Teruel.

Effffm, pero me pongo la venda antes de la pedrada que me viene, está claro que a los tres días ya habrá un jaleo de por qué se ha elegido a tal distribuidora, o que tal otra pone los precios más altos que a los de tal otra denominación para beneficiarles, o es el primo Zumosol de tal otro representante de aquella asociación de vinos de la tierra…

Sé que esto son ideas cogidas con pinzas y por parte de alguien que no tiene ni la más repajolera idea del negocio del vino, mi misión es beberlo de la mejor forma posible, pero creo que si hay interés por parte de las bodegas y consejos reguladores en, como poco, mantener el consumo de vino en España, es un tema que se tenían que haber puesto a él hace muchos años. Si tal y como pinta la cosa, si los Estados Unidos deciden a poner de nuevo aranceles, va a  sobrar aún más vino y no quedará más remedio que colocarlo en otra parte.

Como dije en el primer corto del no-podcast, ¡sacad el vino de los almacenes!, no lo vendáis a cualquier precio, ni de cualquier manera, pero hay que sacar las botellas de los botelleros y mostrarlas en la calle. Ahora es el mejor momento para daros a conocer, si hay que arriesgar, este es el momento porque la gente aún dispone de margen para gastar dinero en cosas no vitales.

Disponibilidad, disponibilidad, disponibilidad, este es el camino, porque está muy bien llenarse la boca con grandes ideas y grandes filosofías, está muy bien hablar y reconocer nuestra cultura, pero el que se llena de palabras en vez de hechos, es como el que siembra y antes no ha arado, al final no hay fruto.

 

Disponibilidad, disponibilidad, disponibilidad.

Espero que hayas pasado unas buenas fiestas, que los Reyes, Papá Noel o el monstruo espagueti te hayan traído muchos regalos, y que hayas empezado bien el año.

¿Qué tal has bebido estas navidades? Para mí son las fechas que más vino compro, con la excusa de las fiestas y los regalos lleno la pequeña cava de vinos que tengo, aunque la suelo vaciar con la misma velocidad. Suelo comprar mis vinos favoritos y aquellos que más me han gustado a lo largo del año, pero, sobre todo, me hago con vinos que me da más reparo comprarlos por el precio que tienen. Admito que soy muy cuñado para esto, estoy en ese gran grupo de personas que necesitan justificarse a sí mismos para gastarse más de 20€ en una botella de vino, qué le voy a hacer, sin embargo, este año creo que apenas he comprado alguna botella por ese precio y gastando más o menos que otros años, he comprado más botellas entre los 10-20€ (bueno, muchas más entre 10 y 15€).

Llevo dos años (y los que me quedan) que tengo unos turnos de trabajo, digamos…, que bastante incompatibles con mi afición, se me hace un mundo tener que bajar al centro de Sevilla y bichear en las tiendas y bares de vino, hasta tengo prometida una cata desde hace un año y no encuentro el hueco para hacerla, así que la compra de vino la tengo limitada a un pequeño supermercado cerca de mi casa y que trae algo más que el tópico sota-caballo-rey que hay en todos los super/hipermercados.  También suelo comprar por internet, tanto a bodegas como a tiendas de vino.

Vale, puede parecer que eso de ir al centro de Sevilla lo haya pintado como si fuese a escalar el Everest o un viaje a través de la selva, y no es tanto ni más, pero a las tiendas a las que suelo ir, las más cercanas están a 20 minutos en coche, aparcar relativamente cerca supone dejar el coche en un parking o en zona azul. Otras están en pleno centro de Sevilla, ahí olvídate de aparcar cerca. No es que haya que andar mucho, la ida es muy cómoda y el paseo agradable, lo malo es cuando tienes que volver al coche con varias bolsas o una caja entre las manos, hay que ir sorteando a una masa de turistas que pululan como pollo sin cabeza por las calles, las bicicletas, los monopatines eléctricos, las obras…, en fin, que muchas veces se me quitan las ganas solo de pensarlo.

Internet es un escenario más cómodo, pero también mucho más frio y en ocasiones complicado, tiene la ventaja de que la tienda está siempre abierta, puedo comprar cómodamente desde mi casa a la hora que me dé la gana, comparar precios en varios sitios…, aunque también tiene sus inconvenientes:

El primero:  es que en caso de duda no tienes a nadie que te pueda ayudar. Vale que algunas tiendas tienen una suerte de asistentes virtuales, pero su programación les hace responder de forma predeterminada (aunque esto cambiará cuando les integren la inteligencia artificial) y muchas veces tengo la sensación de que me quieren llevar siempre a los mismos vinos.

El segundo: tienen un catálogo limitado, y… a ver, esto es lógico, sería genial que pudieran tener siempre los vinos que uno quiere y todas las añadas disponibles en un único sitio, (lo que viene siendo imposible), al final siempre estoy sopesando donde coger los vinos, si los cojo donde me ponen mejor precio, pero no tienen buena parte de los vinos que quiero, o los cojo donde tienen más vinos de los que busco, pero no me sale tan a cuenta por el precio que tienen.

Tercero: con toda la lógica del mundo, hay que hacer rentable ese pedido a la tienda, así que muchas veces hay que hacer un pedido mínimo para que te lo envíen a casa y que también (insisto, con toda lógica) ese envío hay que pagarlo, no es de gusto de nadie, pero que te traigan un paquete a casa que puede venir de Navarra, de Valladolid, Barcelona o Madrid por 7-10 euros…, entre tú y yo, no es plato de gusto, pero son unos gastos razonables para un paquete de 9 kilos.

Cuarto: cuando encuentro esos vinos que yo quería, incluso de alguna añada con un par de años en mercado, y al pagar el pedido, (o peor aún, cuando ya lo has pagado…), al rato o al día siguiente te llama alguien de la tienda por teléfono para decirte que bien no tienen esa añada, o lo que es peor, que hace un par de años que no trabajan con esa bodega y no les quedan existencias del vino que has elegido.

Hasta cierto punto puedo entender que es complejo tener una tienda on-line actualizada al instante, que tiene mucho curro el estar actualizándola cada cierto tiempo, trabajar con varias añadas, pero que menos que una o dos veces al año actualices la tienda, al fin y al cabo, es tu escaparate, es lo que ven tus posibles clientes.

Y quinto: porque también hay que decirlo, pedir por internet es genial…, pero el vino no lo tendrás hasta que pasen unos días, no es inmediato, y está esa tortura de tener que estar en casa esperando que el paquete llegue bien, rezando a una misericordiosa deidad para que el mensajero no llegue justo en el momento en el que has ido a por el niño al cole, o que estés reflexionando en el trono de tu casa.

Desde hace ya un buen tiempo, (quizás cinco o seis años), vengo diciendo que una parte importante del problema de la falta de consumo de vino en España es la falta de disponibilidad de vino para el consumidor final, muy por encima de lo que digan gurús, listas de puntos, consejos reguladores más pendientes del enoturismo que del vino o prescriptores adoctrinando desde sus vastos océanos de egocentrismo…, el problema de primera mano para los consumidores habituales de vino, es la falta de disponibilidad de vino, de buen vino y me explico.

En cualquier mercado que entremos en España, podemos encontrar vino, no hace falta que vayamos a una tienda especializada, no hay ningún tipo de limitación para venderlo o comprarlo, pero a pesar de la gran, gran, gran cantidad de bodegas que hay en España, la oferta que podemos encontrar es pequeña y casi siempre es la misma, hay relativamente pocas  diferencias entre supermercados, hipermercados, entre los que están en Lugo, Burgos, Teruel o Murcia, nos vamos a encontrar siempre con etiquetas de las grandes fábricas de vinos, García Carrión, Félix Solís, Anecoop, Grupo Zamora, Osborne, Freixenet por poner algunos ejemplos. Ni siquiera Mercadona, Aldi o Lidl, que tienen etiquetas propias, se libran de tener alguna referencia de estos monstruos. De forma local se pueden contar con pequeñas variaciones, sobre todo en cadenas de supermercados regionales o en hipermercados, imagino que la cercanía de las bodegas y de los distribuidores hacen que sea más fácil.

Resulta muy tentador comprar estos vinos si disponemos de poco tiempo libre o vamos con prisas, y porque no decirlo, si no disponemos de una buena tienda de vinos cerca.

Se critica muchas veces que el consumo de vino en España se base precisamente en estos vinos con una calidad (en la mayor parte de las ocasiones) bastante justita, pero es que es lo más normal si son estos los vinos que se tienen más al acceso de mano, primero porque son los que están donde vamos a comprar las alcachofas, las pizzas y el pescado, y segundo porque son los más accesibles por precio, esto es algo que muchas veces los grandes pensadores del vino no tienen en cuenta, yo soy el primer interesado en que haya un negocio que en me ofrezca un vino de  Valtiendas en Sevilla, pero entiendo que, por un lado las exigencias y condiciones que exigen los super/hipermercados no son fáciles de satisfacer para muchas bodegas, y que las bodegas no tienen una producción que les permita llegar a todas partes, o aunque la tuvieran, no pueden tener delegaciones comerciales por toda España.

Ahí es donde debería llegar la tienda especializada, o al menos un sitio en el que estuviera disponible el poder comprar estos vinos.

No puedo pretender tener debajo de mi casa una tienda que me ponga el vino que yo quiera cuando yo quiera, (que si alguien quiere hacerlo, por mí genial, no os cortéis) yo como consumidor habitual pues tengo que poner de mi parte en conseguir algo que yo quiero y que no es una necesidad vital. Pero al mismo tiempo creo que tiene que existir una forma comercial que acerque el vino de calidad y que esté disponible para todo el mundo, y cuando hablo de disponibilidad es tanto la material como la que afecta a la cartera.

Soy muy consciente de que esto es una quimera, que tener un establecimiento que solo vende vinos al público es inviable per se, forzosamente la venta de vino al público general tiene que ser una parte de otro negocio, bien hostelería, bien distribución, bien alimentación… y sé que me van a llover palos por decir esto, pero la solución para que exista una disponibilidad de producto y precio, en gran medida tiene que pasar por las cadenas o agrupaciones de supermercados e hipermercados, por el mero hecho de que tienen la logística de distribución plenamente desarrollada. Lo malo es que ni unos ni otros están interesados en vender un producto que cada vez tiene menos demanda y que ocupa muchas baldas, durante mucho tiempo y que solo tienen una venta regular en unos periodos cortos en el tiempo. Yo ya he visto en varios pequeños y grandes mercados que cada vez les van recortando más espacio y creo que a medio plazo puede ser que veamos que los dejan arrinconados en uno o dos lineales y que vendan una selección algo mayor en periodos muy puntuales del año como puede ser octubre, Navidades, San Valentín, o el día de la madre o el padre.

Otra solución pasaría por acuerdos de distribución, ya no solo de bodegas con distribuidoras, si no de consejos reguladores con distribuidores.

Ya sé que esto es más quimera todavía, no tengo mucha idea de distribución y comercio, pero creo que las relaciones que puedan tener los consejos reguladores fuera de su ámbito territorial pueden ser aprovechadas para crear, no una red de distribuidores (eso es demasiado soñar), pero si una serie de contactos y acuerdos determinados con una serie de distribuidores o actores que permitan a una bodega pequeña, no sé, de Valtiendas, de Arlanza el que puedan tener sus vinos en Sevilla, en Granada o en Teruel.

Effffm, pero me pongo la venda antes de la pedrada que me viene, está claro que a los tres días ya habrá un jaleo de por qué se ha elegido a tal distribuidora, o que tal otra pone los precios más altos que a los de tal otra denominación para beneficiarles, o es el primo Zumosol de tal otro representante de aquella asociación de vinos de la tierra…

Sé que esto son ideas cogidas con pinzas y por parte de alguien que no tiene ni la más repajolera idea del negocio del vino, mi misión es beberlo de la mejor forma posible, pero creo que si hay interés por parte de las bodegas y consejos reguladores en, como poco, mantener el consumo de vino en España, es un tema que se tenían que haber puesto a él hace muchos años. Si tal y como pinta la cosa, si los Estados Unidos deciden a poner de nuevo aranceles, va a  sobrar aún más vino y no quedará más remedio que colocarlo en otra parte.

Como dije en el primer corto del no-podcast, ¡sacad el vino de los almacenes!, no lo vendáis a cualquier precio, ni de cualquier manera, pero hay que sacar las botellas de los botelleros y mostrarlas en la calle. Ahora es el mejor momento para daros a conocer, si hay que arriesgar, este es el momento porque la gente aún dispone de margen para gastar dinero en cosas no vitales.

Disponibilidad, disponibilidad, disponibilidad, este es el camino, porque está muy bien llenarse la boca con grandes ideas y grandes filosofías, está muy bien hablar y reconocer nuestra cultura, pero el que se llena de palabras en vez de hechos, es como el que siembra y antes no ha arado, al final no hay fruto.


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