LEER, OIR Y COMENTAR.
Aunque con el no-podcast
llevo cuatro días, como quien dice, con el blog llevaré entre 12 y 14 años,
interruptus incluidos. Pionero, pionero no es que haya sido a la hora de picar
tecla, aunque sí que podría decir que he sido algo más avispado a la hora de
leer. Después de crear el blog, tanto la cuenta de twitter como el no-podcast
han sido un paso natural (lento, eso sí), para poder intercambiar opiniones y
dejar la mía en esta locura de universo digital, y la verdad es que me gusta
mucho eso de poder leer, oír y comentar sobre las cosas que me interesan, en
especial sobre el vino. Es más, diría que es imprescindible para poder tener
una opinión bien formada, poder leer y oír opiniones de otros, aunque no
piensen como tú, aunque se hagan bola algunos argumentos, pero al final siempre
hay alguna lectura, positiva o negativa, que puede reforzar una opinión o bien
modificarla.
La explosión del mundo de los podcasts y video
podcasts para esto ha sido muy útil, es relativamente fácil encontrar
programas, reportajes, informativos, entrevistas a personas relacionadas con el
sector del vino, es sorprendente la cantidad de podcast en español que vienen
de América, de México, Guatemala o Argentina, por poner tres ejemplos. Sorprende
leer y oír en qué cosas nos parecemos y nos diferenciamos en nuestra forma de
beber y vivir el vino. Confieso que aunque hay miles de podcast en inglés, no
escucho todo lo que quisiera, hay muchas expresiones coloquiales y jerga que no
domino y muchas veces me cuesta la misma vida poder hacerme una idea de lo que
están diciendo, por lo que recurro más a blogs o revistas especializadas.
Pero volviendo al español,
más en concreto con lo que nos podemos encontrar en España (perdón por el
chovinismo), hay algo que me llama mucho la atención.
Algunos de los podcast que
escucho están producidos por bodegas, mayoristas y medios de comunicación
especializados en gastronomía y/o en vinos, y a la hora de hablar del vino,
incluso de promocionarlo, se centran en la parte más alta, no necesariamente en
el tope de gama, pero si en uno o dos escalones más abajo, para entendernos, en
vinos de 25 a 30 euros en adelante, y no es que lo vea mal, entiendo que las
bodegas estén más que interesadas en mostrar lo mejor que dan de sí mismas y de
su trabajo, que lo quieran promocionar y que quieran competir con el resto de
las bodegas que hay, no solo en España, si no con el resto de Europa. Entiendo
que para ello hay que utilizar unos términos técnicos, una jerga que se aleja
algo de una conversación entre dos amigos y que, en ocasiones, explicar la idea
de cómo surgió crear una bodega, unos vinos, como los hacen, como los
promocionan y mostrar al mundo cómo su sueño se está haciendo realidad,
requiere usar un lenguaje entre culto, místico y algo snob.
Insisto, puedo entenderlo.
Lo que ya me cuesta
entender es que casi solo se apueste por estos vinos a la hora de comunicar, es
como si solo interesara poner el foco en esta categoría del producto, y
dirigirlo a un reducido porcentaje de población que esté dispuesto a pagar por
estos vinos, ignorando que hay un público que, aunque raramente compren un vino
de 25€ la botella, es un cliente potencial, que aunque normalmente compre vinos
de un precio menor, es un público que le gusta estar informado y que le puede
interesar saber más de esta cultura hedonista que tanto se demanda. Pero lo que
más rabia me da, es cuando en los podcasts hacen ese “típico” programa de vinos
de menor precio, lo hacen como si estuvieran haciendo un grandísimo favor a
alguien y da la sensación de hacerlo casi más por lástima que por el hecho de
comunicar, incluso algunos (como el gurú del wineloverismo patrio español, Santi Rivas), utiliza un falso
sentido del humor que se parece más a una condescendiente soberbia refiriéndose
a esos vinos como vinos tiesos friendly.
Desde aquí, me gustaría
pedir disculpas y cuasi arrepentimiento a Santi Rivas y a todo acólito que
piensa como él, por no tener suficiente capacidad para gastarme la pasta en los
vinos que ellos creen que debemos beber todos y que nos hagan merecedores de
poder ser considerados como bebedores de vino, (el wineloverismo para el que lo quiera, pero a mí no me llaméis winelover).
Tontás aparte, creo que se
tiene que comunicar mucho mejor el vino: explicar porqué ha sido parte de
nuestra cultura, tanto la hedonista pero sobre todo la de consumo, con más
detalles y menos romanticismo, y sobre todo, orientado a un público mucho más
general.
Cuando empecé con el blog,
existía Mileurismo Gourmet, el blog de Mariano Fisac, capaz de hablar sobre muy
buenos vinos accesibles para todo el mundo, creaba una filosofía sin
complicaciones dirigida al que le gustaba beber vino, argumentada y
desarrollada mediante esos vinos que podíamos comprar todos. No es que fuese el
paradigma del BBB (bueno, bonito y barato) porque eso es básicamente una utopía,
pero sí era una referencia, una especie de faro en medio de la mediocridad que
nos mostraba pequeños y medianos productores que tenían (y aún hoy, algunos
tienen) vinos de calidad a precios más que razonables, y luego eso servía para
explicar muchas otras cosas, era un trampolín o una rampa de lanzamiento a
otros vinos que, quizás, de otro modo no nos hubiéramos atrevido a beber o a
comprar si antes no nos hubieran “explicado”. Puede que algún día haga una
entrada/episodio de sus famosos rankings de vinos de menos de 10€, porque tanto
el autor como la idea merecen un reconocimiento a parte.
Hoy en día, a pesar de que
sigo echando de menos a Mileurismo Gourmet, quedan blogs y podcast que
comparten sus mismas ideas aunque no gozan de la misma repercusión, y perdonad
si lo que sigue puede parecer demagogia o parecer una opinión de brochazo
gordo.
A principios de los años
80 del siglo pasado, el astrofísico Carl
Sagan creó para televisión la
serie Cosmos, en ella nos explicaba los complejos mecanismos del
espacio utilizando un lenguaje coloquial, demostraciones sencillas de
comprender, creando una filosofía que invitaba a pensar, a reflexionar… Y eso
es lo que necesita la comunicación del mundo de vino, al menos aquí en España,
necesita de una comunicación coloquial, de una filosofía que no sea excluyente
y que muestre lo bonito, lo menos bonito y también lo feo del mundo del vino.
Hacer podcasts en los que
se hable de vinos de 30, 40 u 80 euros la botella, es fácil. Hacer rankings,
medalleros, listas de Navidad de vinos españoles y extranjeros con vinos de
este rango de precios, todos los años, es muy sencillo, requiere poco esfuerzo
porque a base de repetir contenido es sencillo elaborar una y otra vez la misma
información, copiándose de una forma burda, incluso en ocasiones se limitan a modificar
la fecha de los artículos de años anteriores o cambian la añada de los vinos de
los que se habla. Es muy fácil hablar de Tondonia, de Remelluri, de Vega
Sicilia, Carraovejas, Fino Cuatro Palmas, Gramona, por poner algunos ejemplos,
es tan fácil que incluso las propias bodegas se brindan a hablar de sus vinos y
de como lo hacen. Con esto no quiero decir que estos vinos o la historia que
hay detrás de ellos sean fáciles o no deba ser contada, muy al contrario, se
tiene y se debe hablar de estos vinos, deben tener su hueco.
No deja de ser curioso que
de forma recurrente en estos mismos blogs, podcasts o artículos de prensa, salga
el tema de que la gente es reacia a comprar vino, pero es que en eso influye
mucho lo que están comunicando, no se puede decir que el vino es un bien de
nuestros ancestros grecorromanos, gloria bendita de nuestra inmemorial cultura
patria, la bebida de nuestros abuelos y blablablá, para luego decir que el
verdadero amante del vino es aquel que consume vinos de unas determinadas
marcas o bodegas. Claro, si luego la gente va a comprar esos vinos y ven que
están muy lejos de lo que se pueden permitir, pues normal es que la gente
rechace el vino y se hagan una idea errónea de lo que es, mientras que desde el
otro lado, poco menos se tacha de pobrecito inculto a quien no está en
disposición de poder gastar ese dinero.
Que, ojo, al revés también pasa, que hay mucha
publicidad encubierta de artículos, profesionales del mundo del vino que te
dicen sin pestañear que los vinos del Mercadona son una puta pasada o que tal
vino que se hace por millones de botellas es ecológico y le han dado
chorrocientas medallas de oro del que cago el loro, o ha hecho llorar de
emoción a tal prestigioso Master of Wine, tampoco esa es la mejor comunicación
que se puede hacer, pero eso tendrá otra entrada/episodio aparte.
No obstante, a día de hoy
también hay podcast que creo que van en este espíritu “carlsaganista”, y que
dan una visión mucho más detallada y entretenida del vino y las personas que lo
hacen. Personalmente me gustan estos tres:
- La Filoxera
de Julián Palacios, Irene Guede y Gonzaga Santesteban: creo que este es ampliamente conocido por
todos nosotros, hacen fácil lo difícil, lograr que nos enteremos y entendamos
lo que es la viticultura, nos cuentan algunas cosas feas del mundo del vino
(¡viva el #wineshit!), y nos traen a viticultores, bodegueros anónimos pero
interesantes. Además, me dan una rabia impresionante, son capaces de hacer un
programa del tirón, ni editan ni hostias, lo que hablan lo suben después al
podcast y a correr. Deseando que llegue la quinta temporada.
- Vino para camaleones de Ferran Pacheco: el podcast del vino bajo en
tonterías, el contenido más bestia y más desenfadado del mundo podcast en
España, casi me atrevería a decir que en español, lo mismo te habla de
viticultura regenerativa, que de la uva Maturana, que te recomienda vinos de
Rioja, Toscana o Burdeos.
- Y el tercero vais a disculparme el atrevimiento porque he
realizado alguna colaboración en este podcast, me refiero a Vino entre Amigos de David Vázquez y todos sus colaboradores y
colaboradoras, fundamentalmente por eso, porque es una conversación entre
amigos alrededor de una copa de vino y se habla de todo un poco, desde
Vangelis, vinos de supermercado o enoturismo en la DO Rueda. Os lo recomiendo
no porque sea el podcast de unos amigos (que también), sino porque es un
podcast para hacer amigos.
Sé que
existen muchos más podcast de España y de toda la zona de América que pueden
hacer un contenido similar o que se ajusta a lo que aquí he opinado, sentiros
libres de recomendarme aquellos que os gusten o que os parezcan interesantes,
no puedo prometer ni prometo poder escucharlos todos, pero lo intentaré, pero,
si me gustaría insistir , sobre todo a bodegas pequeñas y medianas, a
mayoristas: atreveros a realizar una comunicación de vuestros productos que no
sean estrella, cread espacios o atreveros a colaborar con podcast que pueden
llegar a un público mucho más grande y diverso. Colaborar no es regalar una
botella de vino o que algún falso influencer se saque una foto en tu viña, se
trata de algo tan sencillo como que cuentes porqué te decidiste a hacer un vino
o crear una bodega como si se lo estuvieses contando a tu amigo el informático,
o carpintero o repartidor de paquetes, o con el que te tomas una cerveza
después de trabajar, estoy completamente seguro que la gente se abre más a
descubrir que hay un vino que le puede gustar y que esta a su alcance, que un
vino de 97 puntos de quien sea, no dudo que sea de una gran calidad y que por
supuesto hay que pagarla, pero para lograr que la gente esté dispuesta a pagar
por ello, antes tienen que haber probado otros vinos, tienen que llegar por su
propia convicción y a su propio tiempo, porque si de algo estoy convencido es
que no lo van a hacer si los tratas como a unos pobrecitos o les insinúas que
son unos tiesos.
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