19/08/2024

Leer, oír y comentar.

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LEER, OIR Y COMENTAR.

 

Aunque con el no-podcast llevo cuatro días, como quien dice, con el blog llevaré entre 12 y 14 años, interruptus incluidos. Pionero, pionero no es que haya sido a la hora de picar tecla, aunque sí que podría decir que he sido algo más avispado a la hora de leer. Después de crear el blog, tanto la cuenta de twitter como el no-podcast han sido un paso natural (lento, eso sí), para poder intercambiar opiniones y dejar la mía en esta locura de universo digital, y la verdad es que me gusta mucho eso de poder leer, oír y comentar sobre las cosas que me interesan, en especial sobre el vino. Es más, diría que es imprescindible para poder tener una opinión bien formada, poder leer y oír opiniones de otros, aunque no piensen como tú, aunque se hagan bola algunos argumentos, pero al final siempre hay alguna lectura, positiva o negativa, que puede reforzar una opinión o bien modificarla.

 La explosión del mundo de los podcasts y video podcasts para esto ha sido muy útil, es relativamente fácil encontrar programas, reportajes, informativos, entrevistas a personas relacionadas con el sector del vino, es sorprendente la cantidad de podcast en español que vienen de América, de México, Guatemala o Argentina, por poner tres ejemplos. Sorprende leer y oír en qué cosas nos parecemos y nos diferenciamos en nuestra forma de beber y vivir el vino. Confieso que aunque hay miles de podcast en inglés, no escucho todo lo que quisiera, hay muchas expresiones coloquiales y jerga que no domino y muchas veces me cuesta la misma vida poder hacerme una idea de lo que están diciendo, por lo que recurro más a blogs o revistas especializadas.

Pero volviendo al español, más en concreto con lo que nos podemos encontrar en España (perdón por el chovinismo), hay algo que me llama mucho la atención.

Algunos de los podcast que escucho están producidos por bodegas, mayoristas y medios de comunicación especializados en gastronomía y/o en vinos, y a la hora de hablar del vino, incluso de promocionarlo, se centran en la parte más alta, no necesariamente en el tope de gama, pero si en uno o dos escalones más abajo, para entendernos, en vinos de 25 a 30 euros en adelante, y no es que lo vea mal, entiendo que las bodegas estén más que interesadas en mostrar lo mejor que dan de sí mismas y de su trabajo, que lo quieran promocionar y que quieran competir con el resto de las bodegas que hay, no solo en España, si no con el resto de Europa. Entiendo que para ello hay que utilizar unos términos técnicos, una jerga que se aleja algo de una conversación entre dos amigos y que, en ocasiones, explicar la idea de cómo surgió crear una bodega, unos vinos, como los hacen, como los promocionan y mostrar al mundo cómo su sueño se está haciendo realidad, requiere usar un lenguaje entre culto, místico y algo snob.

Insisto, puedo entenderlo.

Lo que ya me cuesta entender es que casi solo se apueste por estos vinos a la hora de comunicar, es como si solo interesara poner el foco en esta categoría del producto, y dirigirlo a un reducido porcentaje de población que esté dispuesto a pagar por estos vinos, ignorando que hay un público que, aunque raramente compren un vino de 25€ la botella, es un cliente potencial, que aunque normalmente compre vinos de un precio menor, es un público que le gusta estar informado y que le puede interesar saber más de esta cultura hedonista que tanto se demanda. Pero lo que más rabia me da, es cuando en los podcasts hacen ese “típico” programa de vinos de menor precio, lo hacen como si estuvieran haciendo un grandísimo favor a alguien y da la sensación de hacerlo casi más por lástima que por el hecho de comunicar, incluso algunos (como el gurú del wineloverismo patrio español, Santi Rivas), utiliza un falso sentido del humor que se parece más a una condescendiente soberbia refiriéndose a esos vinos como vinos tiesos friendly.

Desde aquí, me gustaría pedir disculpas y cuasi arrepentimiento a Santi Rivas y a todo acólito que piensa como él, por no tener suficiente capacidad para gastarme la pasta en los vinos que ellos creen que debemos beber todos y que nos hagan merecedores de poder ser considerados como bebedores de vino, (el wineloverismo para el que lo quiera, pero a mí no me llaméis winelover).

 

Tontás aparte, creo que se tiene que comunicar mucho mejor el vino: explicar porqué ha sido parte de nuestra cultura, tanto la hedonista pero sobre todo la de consumo, con más detalles y menos romanticismo, y sobre todo, orientado a un público mucho más general.

Cuando empecé con el blog, existía Mileurismo Gourmet, el blog de Mariano Fisac, capaz de hablar sobre muy buenos vinos accesibles para todo el mundo, creaba una filosofía sin complicaciones dirigida al que le gustaba beber vino, argumentada y desarrollada mediante esos vinos que podíamos comprar todos. No es que fuese el paradigma del BBB (bueno, bonito y barato) porque eso es básicamente una utopía, pero sí era una referencia, una especie de faro en medio de la mediocridad que nos mostraba pequeños y medianos productores que tenían (y aún hoy, algunos tienen) vinos de calidad a precios más que razonables, y luego eso servía para explicar muchas otras cosas, era un trampolín o una rampa de lanzamiento a otros vinos que, quizás, de otro modo no nos hubiéramos atrevido a beber o a comprar si antes no nos hubieran “explicado”. Puede que algún día haga una entrada/episodio de sus famosos rankings de vinos de menos de 10€, porque tanto el autor como la idea merecen un reconocimiento a parte.

Hoy en día, a pesar de que sigo echando de menos a Mileurismo Gourmet, quedan blogs y podcast que comparten sus mismas ideas aunque no gozan de la misma repercusión, y perdonad si lo que sigue puede parecer demagogia o parecer una opinión de brochazo gordo.

 

A principios de los años 80 del siglo pasado, el astrofísico Carl Sagan creó para televisión la serie Cosmos, en ella nos explicaba los complejos mecanismos del espacio utilizando un lenguaje coloquial, demostraciones sencillas de comprender, creando una filosofía que invitaba a pensar, a reflexionar… Y eso es lo que necesita la comunicación del mundo de vino, al menos aquí en España, necesita de una comunicación coloquial, de una filosofía que no sea excluyente y que muestre lo bonito, lo menos bonito y también lo feo del mundo del vino.

Hacer podcasts en los que se hable de vinos de 30, 40 u 80 euros la botella, es fácil. Hacer rankings, medalleros, listas de Navidad de vinos españoles y extranjeros con vinos de este rango de precios, todos los años, es muy sencillo, requiere poco esfuerzo porque a base de repetir contenido es sencillo elaborar una y otra vez la misma información, copiándose de una forma burda, incluso en ocasiones se limitan a modificar la fecha de los artículos de años anteriores o cambian la añada de los vinos de los que se habla. Es muy fácil hablar de Tondonia, de Remelluri, de Vega Sicilia, Carraovejas, Fino Cuatro Palmas, Gramona, por poner algunos ejemplos, es tan fácil que incluso las propias bodegas se brindan a hablar de sus vinos y de como lo hacen. Con esto no quiero decir que estos vinos o la historia que hay detrás de ellos sean fáciles o no deba ser contada, muy al contrario, se tiene y se debe hablar de estos vinos, deben tener su hueco.

No deja de ser curioso que de forma recurrente en estos mismos blogs, podcasts o artículos de prensa, salga el tema de que la gente es reacia a comprar vino, pero es que en eso influye mucho lo que están comunicando, no se puede decir que el vino es un bien de nuestros ancestros grecorromanos, gloria bendita de nuestra inmemorial cultura patria, la bebida de nuestros abuelos y blablablá, para luego decir que el verdadero amante del vino es aquel que consume vinos de unas determinadas marcas o bodegas. Claro, si luego la gente va a comprar esos vinos y ven que están muy lejos de lo que se pueden permitir, pues normal es que la gente rechace el vino y se hagan una idea errónea de lo que es, mientras que desde el otro lado, poco menos se tacha de pobrecito inculto a quien no está en disposición de poder gastar ese dinero.

 Que, ojo, al revés también pasa, que hay mucha publicidad encubierta de artículos, profesionales del mundo del vino que te dicen sin pestañear que los vinos del Mercadona son una puta pasada o que tal vino que se hace por millones de botellas es ecológico y le han dado chorrocientas medallas de oro del que cago el loro, o ha hecho llorar de emoción a tal prestigioso Master of Wine, tampoco esa es la mejor comunicación que se puede hacer, pero eso tendrá otra entrada/episodio aparte.

No obstante, a día de hoy también hay podcast que creo que van en este espíritu “carlsaganista”, y que dan una visión mucho más detallada y entretenida del vino y las personas que lo hacen. Personalmente me gustan estos tres:

-       La Filoxera de Julián Palacios, Irene Guede y Gonzaga Santesteban:  creo que este es ampliamente conocido por todos nosotros, hacen fácil lo difícil, lograr que nos enteremos y entendamos lo que es la viticultura, nos cuentan algunas cosas feas del mundo del vino (¡viva el #wineshit!), y nos traen a viticultores, bodegueros anónimos pero interesantes. Además, me dan una rabia impresionante, son capaces de hacer un programa del tirón, ni editan ni hostias, lo que hablan lo suben después al podcast y a correr. Deseando que llegue la quinta temporada.

-       Vino para camaleones de Ferran Pacheco: el podcast del vino bajo en tonterías, el contenido más bestia y más desenfadado del mundo podcast en España, casi me atrevería a decir que en español, lo mismo te habla de viticultura regenerativa, que de la uva Maturana, que te recomienda vinos de Rioja, Toscana o Burdeos.

-       Y el tercero vais a disculparme el atrevimiento porque he realizado alguna colaboración en este podcast, me refiero a Vino entre Amigos de David Vázquez y todos sus colaboradores y colaboradoras, fundamentalmente por eso, porque es una conversación entre amigos alrededor de una copa de vino y se habla de todo un poco, desde Vangelis, vinos de supermercado o enoturismo en la DO Rueda. Os lo recomiendo no porque sea el podcast de unos amigos (que también), sino porque es un podcast para hacer amigos.

Sé que existen muchos más podcast de España y de toda la zona de América que pueden hacer un contenido similar o que se ajusta a lo que aquí he opinado, sentiros libres de recomendarme aquellos que os gusten o que os parezcan interesantes, no puedo prometer ni prometo poder escucharlos todos, pero lo intentaré, pero, si me gustaría insistir , sobre todo a bodegas pequeñas y medianas, a mayoristas: atreveros a realizar una comunicación de vuestros productos que no sean estrella, cread espacios o atreveros a colaborar con podcast que pueden llegar a un público mucho más grande y diverso. Colaborar no es regalar una botella de vino o que algún falso influencer se saque una foto en tu viña, se trata de algo tan sencillo como que cuentes porqué te decidiste a hacer un vino o crear una bodega como si se lo estuvieses contando a tu amigo el informático, o carpintero o repartidor de paquetes, o con el que te tomas una cerveza después de trabajar, estoy completamente seguro que la gente se abre más a descubrir que hay un vino que le puede gustar y que esta a su alcance, que un vino de 97 puntos de quien sea, no dudo que sea de una gran calidad y que por supuesto hay que pagarla, pero para lograr que la gente esté dispuesta a pagar por ello, antes tienen que haber probado otros vinos, tienen que llegar por su propia convicción y a su propio tiempo, porque si de algo estoy convencido es que no lo van a hacer si los tratas como a unos pobrecitos o les insinúas que son unos tiesos.

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