08/05/2021

El nuevo huevo de hormigón (por @aesteladodelduero)

(Música recomendada para la lectura de esta entrada)

Veréis. Hará como unos 10 años, se empezó a hablar de crianzas de vinos en depósitos de hormigón en forma de huevo. Criar vinos en hormigón y cemento no era ni es nada nuevo, pero sí la forma del depósito. Lo que empezó siendo una noticia esporádica, de bodegas pequeñitas, embotellados de menos de 1.000 botellas, vinos casi experimentales, empezó a generalizarse, las bodegas se volvieron locas, mostraban en revistas y sus webs esos depósitos ovoides. Posteriormente salieron con formas troncocónicas, luego enormes depósitos en forma de cubos. La cosa que partió de tres o cuatro, pasó a ser una cosa relativamente común, si algún bodeguero afirmaba que hacía sus fermentaciones en huevo de hormigón, al momento salía un coro que decía “y yo, y yo, y yo”.

A día de hoy ya nadie presume de hacer este tipo de crianzas, ojo, eso no quiere decir que no se realicen, si no que ya está tan extendida que realmente no es un hecho diferenciador.

 

Hace unas semanas leí un artículo (este) en el perfil de tuiter @spanish_wl acerca de un premio que le habían concedido al enólogo de la bodegas Verum. Antes de seguir, y una vez más, quisiera mostrar mi total respeto al enólogo de la bodega (Elías López Montero), tanto mi comentario en tuiter (este) como las posibles referencias en esta entrada, no pretenden menoscabar o minusvalorar su trabajo, más bien al contrario, mi crítica está más enfocada a cómo se ha contado un relato.

El artículo ensalza la labor del enólogo al querer utilizar las castas tradicionales de la zona en la que se encuentra la bodega (otro día tenemos que hablar sobre eso de castas tradicionales), el valor de las enseñanzas de sus antepasados, el valor de la tierra en la que crecen las viñas (terroir, lo llaman), el uso de antiquísimas tinajas de barro que a día de hoy ya no se hacen (y es verdad), envuelto todo en un relato épico en el que se muestra el respeto a la naturaleza, que aumenta el valor de vino que sale de esa bodega. O eso dicen.

La combinación del concepto terroir, respeto a las tradiciones, el ecologismo, la investigación y un adecuado uso de las redes sociales, son el “huevo de hormigón” de hoy en día, e insisto, ni me parece mal, ni estoy diciendo que las bodegas hagan mal en hacer este tipo de vinos, el “problema” es que el concepto comienza a estar manido, lo que antes era un detalle diferenciador, ahora está siendo el factor común.

El caso es que cuando alguien toma una iniciativa, alguien le sigue, toman relevancia, en poco tiempo todo el mundo cambia lo que estaba haciendo para seguir esa moda, y eso es lo que critico. Parece que si sale una moda a la hora de hacer vinos, casi todos corren a hacer lo mismo. Si Mengano dice que hace crianzas en ánforas de barro grecochipriota, al año resulta que todos tienen ánforas de barro de cuando Aníbal cruzó los Alpes. Si uno de los grandes gurús ensalza los vinos hechos con uva bobal en Alicante, empiezan a salir majuelos centenarios de bobal en Zamora (y eso lo he oído yo). Ahora resulta que las grandes bodegas de DO Ribera del Duero tienen cepas de albillo por castigo divino y en DOCa Rioja hacen los mejores vinos blancos de España. Y nosotros sin saberlo.

 

El nuevo “huevo de hormigón” parece que serán los vinos que han padecido una crianza submarina en ánfora o en botella, vinos que no saben a mar pero que tienen notas saladas y yodadas (dicho en este artículo).

Siempre puede venir algún listo y decir que esas crianzas sólo las podrían hacer bodegas próximas a la mar o al océano.

¡Ay, almas cándidas!

¿Qué no?

Anda, mira aquí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por motivos ajenos a mi voluntad, os informo que todos los comentarios tienen que ser moderados.

Salvo que dichos comentarios incluyan insultos o cualquier amenaza (física o verbal) contra las personas o cosas, serán publicados a la mayor brevedad posible.

Muchas gracias.