Hace unos días, alguien puso en su muro de Facebook, un comentario acerca de una conversación que tuvo con un bodeguero. Permitidme que no cuente quién hizo el comentario, ni a quién se lo hizo, cuento el pecado pero no quienes fueron los pecadores.
En un pequeño aparte del salón, se encuentran un sumiller y un bodeguero. Hablan sobre el vino, cómo está cambiando este mundo de un tiempo a esta parte, unas cosas para bien (las más), y otras no tanto. En un momento de la conversación, el bodeguero le dice al sumiller "¿le gusta mi vino?", a lo que el sumiller responde "Pues la verdad, no mucho. No es un tipo de vino que suela gustarme". "A mí tampoco, pero es un buen vino para los que no saben de vino".
La respuesta puede parecer un poco como querer tirar piedras sobre su propio tejado, pero se agradece la honestidad.
Cuando visito alguna bodega y noto que la persona que nos acompaña no sale de su guión, suelo jugar al despiste, quiero comprobar si esa persona realmente me da la razón como a los tontos o si realmente me da su opinión verdadera, no interesada.
Es cierto que no todos los vinos que hace una bodega tengan que ser por fuerza del gusto del bodeguero, no dudo que haya excepciones, pero en esas bodegas donde solo hacen vinos facilones vinos que gustan por el mero hecho que son de donde son ¿les gusta realmente el vino que están haciendo o solo se trata de su negocio?
Un día me tengo que acercar a García-Carrión y preguntarle al presidente de la compañía ¿le gusta su vino?, ¿es capaz de tomarse dos copitas de su vino por mero gusto?
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