Hace unos cuantos días, leí éstaentrevista a un conocido bodeguero de Ribera del Duero, es más, la he leído detenidamente varias veces antes de realizar esta entrada, incluso os animo a que la echéis un vistazo antes de seguir leyéndome, de otro modo, puede que lo que figura renglones más abajo adquiera tintes extremistas, o al menos de tío cabezón, emperrado con las mismas ideas.
Sé que últimamente me autojustifico mucho (incluso a veces me pongo que pesado), pero insisto: saber, lo que es saber de vinos, lo justo. Y sé por mi propia experiencia, lo aprendido en cursos que he asistido, lo que he leído de profesionales y de profanos, tanto en publicaciones expertas, como en blogs de aficionados.
Antes de realizar la mayoría de las entradas de este blog, suelo contrastar mis opiniones, e incluso releo mis entradas más antiguas, me gusta comprobar si yo mismo me contradigo, pero leyendo, releyendo la entrevista, analizándola desde distintos puntos de vista, saco las mismas conclusiones.
La más clara de ellas es que no quiero beber vino malo (si puedo evitarlo). A ver. Entiendo que cuando el bodeguero dice que “Hay que beber vino aunque sea malo”, se refiera a beber a un vino de una calidad normal, baja, no a un vino echado a perder, pero ¿por qué, para vender más vino, para “educar” al paladar? NO. Sinceramente, tenemos la enorme fortuna de tener vinos de buena calidad a buenos precios, somos la envidia de franceses e italianos que tienen que gastarse más dinero que nosotros por un vino de la misma calidad.
Nuestro consumo desciende y baja porque el vino no es atractivo, por muchos motivos que he comentado en otras entradas (aquí y aquí), no estoy de acuerdo cuando dice “ No estamos llegando a los jóvenes. No estamos proyectando el valor cultural del vino” . Precisamente somos una sociedad que ha tenido el vino como icono cultural, nuestras comidas, nuestras celebraciones, nuestra forma de vivir ha tenido una vinculación muy especial con el vino y que ahora ha sido sustituido por la cerveza y las bebidas de alta graduación. Puede que el marketingtenga mucho que ver, pero creo que tiene mucho más que ver la propia imagen que las bodegas se han empeñado en mostrarnos: un producto para sibaritas, con un ritual en muchas ocasiones, no solo no es comprendido, si no que además no se ha sabido, no se ha querido explicar. Saber de vinos no es gastarse una pasta gansa en una botella de setenta y cinco centilitros, no es beber las grandes marcas de Ribera y de Rioja.
La gente no es tonta, la gente lee, pregunta, prueba, va a las bodegas, y en las de más renombre siempre se dice lo mismo: “Nosotros tenemos las mejores materias primas: la mejor fruta, las mejores barricas...”, añado, las mejores instalaciones, los mejores enólogos…, puede justificar en parte que una botella de vino cueste 45, 98 o incluso 900 euros, pero solo una parte, ¿Cuántas bodegas, cuantos vinos hemos visto que han comenzado a bajar los precios porque los vinos se quedan en las tiendas o en los almacenes porque la gente ya no se arriesga como antes a gastarse el dinero por algo que no les gusta, o que antes utilizaban como objeto de lujo?
Si, es verdad que hay gente que ha comprado y siguen comprando botellas a razón de trescientos y cuatrocientos euros la pieza, no dudo que alguno de ellos entienda mucho más que yo de vinos y sepa apreciarlos en su justa medida (a ver cuando me invita), pero sigo pensando que tendría que vender el bodeguero muchas más botellas de las que realmente justifica en las contraetiquetas, para que el negocio sea viable, pero a esos precios ¿quién bebe vino?
También he leído en otra entrevista, cosas como esta:
¿Por qué se bebe cada vez menos vino, en España?
¡La pregunta del millón! En primer lugar, por falta de cultura. En las escuelas debería explicarse que somos el país del mundo con más viñedos; el tercero en producción de vino... y, sin embargo, estamos por debajo de los 20 litros por persona y año, cuando hay países, como Suiza, que casi triplican esa cifra.
¿Le echamos la culpa a la DGT?
Si vas a conducir, no hay que beber alcohol: ni vino, ni cerveza, ni nada. ¡Eso es una máxima absoluta! La base está en la educación. No se trata de que los menores beban alcohol.Lo que sí quiero es que sepan qué es una uva, que se adentren en este mundo. Nuestro gran reto es llegar a los jóvenes.
Pues los jóvenes españoles beben bastante...
Sí pero prefieren los destilados, y luego está el marketing de las cinco o seis grandes cerveceras,que aglutinan mucho poder. El sector del vino está muy atomizado: hay unas 2.000 bodegas y casi 15.000 marcas.
Difícil competir, entonces...
Sí pero nosotros contamos con la gastronomía y por ahí sí se puede entrar. ¡Hay que fomentar los maridajes!
El entrevistado es Carlos González, director de la Guía Peñin, uno de los referentes, a nivel mundial, del vino español, guía a la que suelo acudir para resolver alguna de mis dudas.
Es cierto que ya no damos el valor al vino como le dábamos antes, y que quizás su valor como cultura y como industria ha de ser explicada en el colegio o en el instituto, pero eso no va a hacer que aumente el consumo de vino de los mayores de 18 años.
Por contra, aún no he visto a nadie (o casi nadie) de una bodega, de un observatorio o de publicaciones serias; analizando el por qué un suizo bebe 60 litros al año y el francés 44, ¿Qué franja de edad, qué poder adquisitivo tienen, qué les motiva a pedir vino: valores culturales, sociales? Nosotros, de mientras, vemos la tabla de la salvación en la gastronomía, en maridajes. Si uno va a la Plaza del Salvador de Sevilla una mañana del fin de semana, verá como la gente está “maridando” una cerveza con unas aceitunas o unos cacahuetes, que en muchos casos hasta te los dan con la consumición. En la misma plaza te venden un hermoso cucurucho de patatas fritas por un euro. Si nos juntamos cuatro amigos, con cinco euros nos hemos tomado una cerveza, hemos picado patatas y/o cacahuetes y lo más probable es que nos atrevamos a repetir. ¿Podríamos realizar la misma acción con el vino? Lo más probable es que no. La copa más barata de un vino “decente” cuesta 1,50 €, y en muchos casos es un vino que para los que no están acostumbrados a tomarlo, se pidan una cerveza en la siguiente ronda.
Bajémonos de una vez del burro, hay que hacer un cambio de mentalidad, un cambio cultural, si, es cierto; pero en muchos casos hay que ser mucho, mucho más humildes, acercar a la gente el vino, desmitificar rituales cada vez que tomamos una copa, o al menos explicar el porqué de ese ritual.
No estoy en contra de que se hagan vinos caros, el que pueda pagarlos, que los compre, pero si estoy a favor de que el precio de un vino vaya en consonancia con la calidad del mismo y no por el nombre de la bodega, sobre todo cuando ha quedado más que patente estos últimos años, que podemos y sabemos hacer vinos de calidad a precios para todos los bolsillos, y bajo esta premisa ¿por qué hemos de beber malos vinos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por motivos ajenos a mi voluntad, os informo que todos los comentarios tienen que ser moderados.
Salvo que dichos comentarios incluyan insultos o cualquier amenaza (física o verbal) contra las personas o cosas, serán publicados a la mayor brevedad posible.
Muchas gracias.