19/08/2012

¿Por qué no bebemos vino? (III)


Creo que hará cosa de un año, salió una noticia de un vino gallego de la D.O. Valdeorras que había obtenido 90 puntos en la revista de Robert Parker, el gran gurú del vino. No es raro que vinos españoles tengan buenas puntuaciones por parte del equipo de catadores que comanda este señor, pero en el caso de este vino, Rua 2.010, eraun vino que apenas costaba 1,50 € la botella en supermercados. Y digo era porque toda la producción de ese vino ha sido vendida, no solo en España, si no en todo el mundo, pero no al precio original, ¡qué va!, he llegado a leer que en los EEUU ha habido partidas en las que cada botella costaba alrededor de los 35 €, que no es un precio desorbitado, pero si lo comparamos con el precio de salida… la cosa cambia.
Posteriormente esta puntuación ha tenido mucha polémica. El vino que vendían en el supermercado estaba hecho 100 % de uva palomino fino, que es la variedad típica en Jerez y que se está tratando de erradicar en Valdeorras; parece ser que el vino que se cató por parte del equipo del ilustre gurú, tenía una composición distinta: palomino, doña Blanca y godello, estas dos últimas típicas de la zona de Valdeorras. Se han intentado dar explicaciones para aclararlo, desde que las partidas de vino eran distintas (y elegidas a dedo), que eran dos productos distintos de una misma bodega pero con el mismo nombre (lo cual está prohibido), que eran dos productos de dos bodegas distintas pero que compartían mismo nombre... un jaleo, vaya.
Lo que ha quedado claro es que la bodega, sin quererlo ni beberlo, vendió toda la producción de varios de sus vinos de la añada del 2.010, tiene comprometida la de 2.011 que ya ha anunciado que incrementará los precios (levemente).

Independientemente de la polémica levantada sobre la valoración del vino, se ve que basta una crítica favorable de un gran personaje para que tu vino sea reconocido, en este caso, mundialmente; y que lógicamente esto da pié a que tu producto se revalorice, multiplicando su precio no por dos o por tres, si no por infinito.

Esto  puede ser flor que no haga primavera, de momento las primeras añadas puede vivir de la fama de aquel día en el que dieron 90 puntos Parker, posteriormente o se hunde o se hace algo para mantener esa fama. Con todo ello, su viñedo sigue siendo el mismo, puede modificar parte de su bodega o la bodega entera, puede contratar a personal más cualificado o incluso comprar más hectáreas, lógicamente no las comprará a precio normal… todo eso repercutirá en el precio del vino, más su fama y la cara que quiera echarle al invento, siempre va a haber alguien dispuesto a comprar tu vino ¿o no?.

He de confesar que al salir la noticia quise hacerme con una botella, para comprobar si era tan bueno. Ni que decir tiene que fue imposible y parece que no me he perdido nada. Yo también suelo caer en la tentación.

También la publicidad nos deja seducir, ¿quién no ha oído alguna vez alguna de las cuñas de  Pepe Domingo Castaño intentando vendernos Faustino V, Yllera o Marina Alta?  Hay que reconocer que el tío sabe vender congeladores en el polo Norte, hace cuñas que por más que las repite, tú estás deseando escucharlas entre fueras de juego y goles.

¡Pepe, págate una ronda de tintos!

 Aunque el alcohol tiene ciertas restricciones a la hora de anunciarse, ha sabido aprovechar el aura cultural que posee para colarse por muchos rincones, desde el deporte hasta eventos sociales. Tratan de cautivarnos con el olor, el sabor, incluso hay algún que otro anuncio en el que nos venden al vino como una pócima milagrosa capaz de atraer fama, lujo y hasta sexo…Todos somos susceptibles de caer en estos cantos de sirena si bien luego la calidad de los caldos son más que dudosos.

Pero la que más me saca de quicio, es esa publicidad que te dice “el XXXXX más vendido en España”, sea de de Ribera del Duero, Rueda, Cava, Rioja, La Mancha o Casinillos del Eresmilla. Luego cuando te pones a leer sus etiquetas, aparece el nombre de las bodegas responsables del Don Simón. Voy a poner la venda antes de que me den la pedrada. He tenido la “suerte” de probar Don Luciano tempranillo 2010 (el más vendido de La Mancha). Y digo suerte porque me lo regalaron con una cesta de navidad. Vamos, que no pague por el más que la gaseosa con el que lo tuve que mezclar. Peleón y cabezón a palo, pero tela, no hubo bemoles de tragarme una segunda copa.

Este tipo de publicidades no solo son peligrosas para la propia bodega, si no para las propias denominaciones de origen ¿cómo pueden tener este tipo de vinos de una calidad tan mediocre acogido a sus IGPs?
Que sea el más vendido no quiere decir que sea el mejor, si es el más vendido, será por ser un alcohol barato, que no deja de ser mi opinión que puede ser compartida por más o menos gente, pero no deja de ser significativo de cómo al aire de el más, el mejor, trata de vendernos cualidades que luego no tiene. Si ya lo dice mi madre: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.

Y aún a riesgo de ser un poco más pesado, ¿qué me decís de los diseños de las botellas y de sus etiquetas? Vale. Una damajuana de 25 litros no es la mejor forma de presentar un vino en sociedad, pero ¿y esas botellas alargaaaadas que nos venden algunos vinos de a 25 € la botella? ¿Quién no se ha sentido tentado de comprar un vino atraído por el diseño de una etiqueta o hasta el nombre del propio vino? Luego la calidad…. Pues como todo, hay bodegas que tratan de dar una imagen clásica, sofisticada, excéntrica… y olvidan que el continente también importa, del coste por botella, ya hablamos otro día. Pero seamos honestos, hay bodegas que no solo son creativos con el diseño de sus etiquetas, si no con el propio vino, y a veces hasta con el propio precio del vino (para nuestra fortuna).

Y ya que estamos hablando de etiquetas y bodegas, ¿sabemos lo que bebemos en algunas ocasiones, que variedad de uvas se han utilizado, de que añada es este vino…? Lo dejamos para la última entrega.

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