18/04/2012

He comido queso (Vinos tintos andaluces III)

Aquellos que me conocéis en la distancia corta sabéis que el queso y yo no nos llevamos nada bien. Nos respetamos, cada uno va por su camino y tratamos de cruzarnos las menos ocasiones posibles. No me gustan la mayoría de los quesos, puedo soportar un poco la mozarella o el quesos blancos, pero muy poco. Mira que yo vengo de una provincia donde se hacen, según me dicen; los mejores quesos de oveja, pero soy incapaz de meterme un poco en la boca sin tener que llegar a torcer el gesto o poner cara de chino garrulo; he probado varios porque a Paula le encanta el queso, así que cuando vi que había una oferta curiosa que incluía queso y vino, no lo dude.

Ni cortos ni perezosos, nos dirigimos a La Casa de los Quesos, y os pongo el nombre porque merece la pena darse una vuelta por allí, porque aunque tienen pocos vinos, son vinos interesantes. 
Dentro de la oferta de queso+vino, hombre, de quesos no os puedo hablar, pero si de los vinos; si que tenían nombres que ya conocía, los hemos catado y en alguna entrega hemos hablado (o vamos ha hablar) de ellos. Pero el caso fue que había uno de ellos que no me sonaba, pero al ver que era de una zona de Sevilla motivó mi curiosidad. No os he contado el detalle que toda esta movida comenzó en Facebook, y es que comencé a buscar referencias del vino: Borboleta.

Fotografía de Cristina Andrade. (¡Gracias!)

Borboleta es mariposa en portugués, con lo que cualquier búsqueda de este nombre y vino solo me aparecían diseños de etiquetas de vino con mariposas y alguna que otra mariposa borracha, así que pregunté directamente a la tienda de los quesos si tenían alguna referencia sobre la bodega, incluso en un principio pensé que se trataba de un vino de Colonias de Galeón.
Para mi sorpresa, me contestaron de la bodega, donde resolvieron alguna que otra duda. Me gustó tanto ese trato tan directo y tan amable, que de cabeza me he traído, previa cata, una botella a casa.

Y está muy bueno. Mucho. Tanto que en un pis-pas va a tener nota de cata.

Por cierto, para beber el vino, me obligaron a comer queso. Me gustó. Pero solo un poquito...

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