14/03/2012

P.A. (Progresa Adecuadamente)

Plas, plas plas, plas...
Me dice el cabroncete de mi hermano, "¿desde cuando dan diplomas por irse de pedo?, ¿desde cuando irse de pedo se le llama cata avanzada?" Es que desde luego soy un incomprendido. 

De acuerdo, el viernes cuando salí del curso, estaba más alegre que cuando entré, total, se cataron cuatro vinos blancos con sus respectivos cuatro vinos tintos, pero de ahí a compararlo a irse de pedo hay un mundo.

Bueno, bromas aparte, el pasado fin de semana me apunté (al fin) a un curso de cata, que además tenía toda la pinta de haberse creado en especial para mi. No es por nada, pero mis horarios de trabajo son lo suficientemente complicados como para poder realizar cualquier curso/seminario, cuando he tenido tiempo no había cursos y para cuando había cursos, estos tenían unos horarios incompatibles o imposible cambiar días con los compañeros del curro.
Pero hace unos días me llega un mensaje de una de las tiendas de vino que frecuento en Sevilla, acerca de un curso de cata avanzada en la escuela de hostelería de Sevilla, que pasa por ser una de las mejores en España. 


La verdad es que pensé en borrar el mensaje del tirón, total, lo más seguro es que no  pudiera hacerlo, ya ves tú, solo me venía bien hacerlo el viernes que libro -pensé-, el sábado curro por la tarde..., espera, pisa el freno madaleno....
El sábado el curso es por la mañana y es en gran parte teoría, solo se prueban los olores y defectos del vino...


Pues.....lo hice....y me lo pasé bomba....


A ver, no solo es beber o recordar variedades de la vitis vinifera, decidir si un vino tiene un color rojo rubí con ribetes anaranjados, o si por el contrario tiene un precioso tono cereza con media capa teja y borde salmón (que para el caso es lo mismo). También está el poder intercambiar opiniones , y en mi caso, saber si realmente tengo algo de idea del mundo del vino.


Defiendo que un buen vino es un vino que me gusta, independientemente del precio del mismo, pero teniendo en cuenta que todo tiene su límite económico.
Pero también me gusta el poder avanzar, conocer más cosas, una lástima que no me diera por realizar lo mismo cuando estudiaba en el instituto...; y en el caso concreto del vino, tengo claro no el convertirme en un perfecto pedante que de todo sabe y nada prueba, pero empieza a gustarme la idea de ser sumiller, no necesariamente como profesión (aunque tampoco me importaría), pero si como una forma de conocer más el vino.


Pero a lo que iba. El curso me ha servido un poco para saber en que nivel estoy (misión cumplida), adquirir nuevos conocimientos y descubrir que ser enólogo está un paso (o quince) más complicado de lo que yo pensaba, la base de química orgánica que lleva el proceso de un vino, desde la adición de una levadura u otra, hasta la fijación del color tinto de un vino; hace que tenga que replantearme volver a meterme en el "insti".


La ventaja es que ahora mi padre no me tiene que firmar las notas...

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