08/01/2012

Resaca navideña I: la decepción

Una pequeña decepción...




¡Feliz año, majos y majas! Ya hemos pasado una hoja más en el calendario, y nos echamos un año más a la chepa. Para consuelo general del personal, ya queda menos para vacaciones (en mi caso, poco más de 7 meses...).



Espero que los reyes se hayan portado bien con vosotros, aunque por ahí me ha dicho alguno que otro que si ya no le iba Papa Noél, este año ha renunciado a ser de los Reyes Magos, que él (o ella) quiere ser más del yerno de los reyes.... Los tiempos cambian una barbaridad, aunque no sé si para bien, precisamente. 

En casa no tenemos queja, aunque el regalo gordo, gordo, será para estas vacaciones de verano, aquí mi compi está ya barajando los destinos y los desplazamientos, como no podía ser de otra forma....

En cuanto a los regalos, vamos a llamarles, menores; pues luces y sombras. Las luces las vamos a dejar para la próxima entrada (unos días...), hoy me apetece más hablar primero de las sombras...

No suelo ser hombre que siga al pié lo que dictan las guías, pero si me gusta tenerlas en cuenta para saber que es lo que hay ahí fuera, o como referencia cuando encuentro o me ofrecen vinos "raros". Pero en esta ocasión me he dejado llevar por ellas, he hecho caso a sesudos catadores y me he dejado arrastrar por la puntuación de un vino determinado. No ha llegado a ser el desastre de Nidia (ni se le parece), pero me ha dejado poso....


El vino es un verdejo, según muchos, el mejor verdejo de Rueda, o lo que es lo mismo, del mundo mundial: El Transistor 2.009, de la Cía. de Vinos Telmo Rodríguez, uno de los enólogos más de moda en este lado de los Pirineos. Hará un par de años tomé varias botellas de otro de sus ruedas, Basa, bastante curioso, lo que unido a las críticas más que favorables del mundo del vino, hizo que me interesase por el "hermano mayor", si bien tiene un precio más alto, 18 € aproximadamente.


Desde que lo comprara allá por principios de noviembre, he tenido la tentación de abrirlo, pero lo fuí dejando hasta tener una fecha importante, por temor a estropear el vino, a no saber beberlo. Y en estas llegamos al día de navidad y una merluza en salsa verde (que me quedó sosa...). El primer sorbo me dejó un poco indiferente, el vino era bueno, pero no más que otros verdejos mucho más asequibles...., pero entendí que la botella llevaba abierta solo 5 minutos, acababa de terminar de hacer la comida, el vino a lo mejor estaba un poco más frío de lo aconsejable...., así que alargué un poco más en el tiempo el segundo trago.
El vino mejoró, pero no lo que yo esperaba..., dejé que pasara un poco más de tiempo, reservé poco menos de media botella para el día siguiente...., pero no..., fallaba algo, había un punto de algo insípido así a mitad de trago que hacía que no me funcionase el vino.


Defraudado...., pues puede ser esa la palabra. No dudo que quizás más adelante (y si alguien me invita) pruebe de nuevo y  me guste el vino, pero me da cierto reparo volver a gastarme ese dinero para un encuentro a medias... Puede ser que el vino no estuviese a temperatura, que haya cogido un lote mal cuidado (que lo dudo) o que tuviese parte de la lengua de vacaciones, no sé... Pero además, investigando sobre el vino, me dí cuenta que se había elaborado en la misma bodega donde se hace el Palacio de Bornos, para mí, una de las mejores de Rueda, lo cual ya me despistaba del todo.


En sí, no es mal vino, de hecho se pude compartir y repetir sin problema a quedar mal, pero no por ese precio.


Pero no todo iba a ser claroscuro.... 

1 comentario:

  1. Espero que una de las luces esté esperando en nuestra bodega...

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