26/09/2020

De antiguas piedras y anclas oxidadas (II): El vino mágico.

¡Magia!


En la anterior entrada, hablábamos de como una noticia se puede transformar en una cosa muy distinta a la realidad, a unos hechos objetivos, tangibles, reales, y no sólo por la interpretación que pueda hacer quien redacta la noticia, sino también por parte del lector, quien los interpreta y adapta a su propia realidad.

Al hilo de todo ello, hoy vamos a hablar sobre las propiedades mágicas que tiene el vino.

Respuesta corta.

El vino NO tiene propiedades mágicas, como tampoco las tienen el agua, el zumo de alcachofa salvaje, el whisky japonés o ese batido détox a base de geranios y aguacate.

Respuesta larga.

Por mucho que nos queramos engañar, el vino NO ES UN ALIMENTO, o al menos no es más alimento que el agua de borrajas. Que luego haya ciertas instituciones públicas que le den la categoría de alimento, bueno, en fin, responde más a una concesión cultural más que posea unas características nutricionales.

Es cierto que posee una serie de nutrientes como son los polifenoles y el resveratrol, que tienen un beneficio “demostrado” sobre la salud. Hay cientos de estudios científicos que así lo atestiguan, miles de artículos que hablan sobre ello, curiosamente muy difundidos por bodegas, distribuidores de vino, prensa especializada; en los que se describe cómo un consumo moderado de vino puede ayudar a bajar el colesterol “malo”, entre otras cualidades. Pero estos estudios, o mejor dicho, cómo te cuentan estos estudios y la realidad, tienen diferencias muy grandes.

 

Estudios contrastados, lecturas interesadas… otra vez.

La primera de ellas es a qué llamamos “consumo moderado”. El vino tiene alcohol (descubrimiento de última hora, oiga), por lo que en puridad no se puede hablar de consumo moderado, pero eso voy a dejarlo en un aparte. Según qué artículo leamos, encontramos un consumo moderado entre una y cuatro copas de vino al día, pero…, ¿cuánto vino contiene una copa? Alguno con 4 copas se ha cepillado una botella, y eso tiene de moderado lo que yo de científico nuclear. Bajaremos un poco las pretensiones. Si de una botella de 750 ml sacamos aproximadamente 6 copas (roñosas), pongamos que la moderación se trate de una copa con la comida y otra con la cena, unos 250 ml. al día entre las dos copas.

Dando por buena esta cantidad, ¿de dónde sale la idea de que el consumo de vino es beneficioso? El vino (principalmente el tinto), posee una sustancia llamada resveratrol, que lo mismo te reduce el colesterol malo, que ayuda a prevenir ciertos cánceres o retrasar el Alzhéimer, vamos, maná embotellado.

Mmmm, resveratrol....

Esto no lo digo por decir, de hecho, el resveratrol es el compuesto más estudiado del vino, aparte del alcohol, pero volvamos a nuestro asunto.

¿Con 250 ml. de vino al día tenemos suficiente remedio natural contra tanta dolencia?

EEEEEENNNNGGG. Negativo. No. En este artículo de la clínica norteamericana Mayo, se nos indica que habría que beber 1000 litros AL DÍA para poder comprobar si realmente se produce algún beneficio. No está nada mal, nos iban a durar las reservas de vino quince días.

La gran mayoría de los estudios realizados sobre los beneficios del resveratrol, se tratan de estudios in vitro, es decir, en un ambiente muy controlado y fuera de un organismo complejo, por así decirlo, “dopando” a una célula o aun conjunto de ellas.

Cuando estas pruebas se realizan sobre animales, los resultados ya no son los mismos, intervienen procesos de otros órganos y los beneficios tienden a diluirse, a pesar que se sigue utilizando resveratrol “puro”, no usando el vino como parte del estudio.

Es más, existen pocos estudios del efecto de resveratrol en humanos, muchos menos si la fuente del resveratrol es el vino, y para cuando existe, como en este estudio, la conclusión es meridianamente clara: “[…] la evidencia de la eficacia del resveratrol en humanos ha sido aún más difícil de alcanzar y, de hecho, no hay estudios convincentes por el momento. […]”

En resumidas cuentas, todos los beneficios que leemos sobre el resveratrol, se basan sobre estudios en un tubito de cristal con unas pocas células, pero el eco que tienen estos estudios, y sobretodo, la forma tan interesada en cómo nos llega por parte de la prensa, está tan tergiversada que casi se puede decir que son una mentira.

 

Alcohol y calorías vacías.

El vino es principalmente agua, alcohol etílico (y derivados, como la glicerina), unos gramos de sales minerales, y poco más. El que venga con la idea de que contiene vitaminas del grupo B, o una fuente de proteínas, no falta a la verdad, pero son cantidades ínfimas que habría que ingerir los mil litros de marras para que pudiera considerarse nutritivo. Es posible que algunos vinos también tengan azúcar y que lo quieran vender como hidratos de carbono…, pero…

Que el alcohol etílico es un veneno y un posible cancerígeno, lo sabemos ya todos. El que quiera defender lo de las pequeñas cantidades, la moderación o el uso de alcohol como disolvente para ciertos medicamentos, respeto su opinión, pero no voy a perder tiempo en discusiones que no llevan a ninguna parte, asumámoslo, el alcohol es peligroso para la salud.

El alcohol no tiene ninguna funcionalidad en el cuerpo humano, por lo que al pasar por el hígado se transforma en grasa, en calorías que no han aportado ningún nutriente al organismo.

Podemos encontrar artículos en los que desprecian el aporte calórico del alcohol, e incluso hay artículos que dicen que beber alcohol adelgaza…, pero vayamos a los datos, ¿cuantas calorías tiene el vino? A más alcohol, más calorías, pondré varios ejemplos. He utilizado la siguiente fórmula para calcularlo. Primero calculo los gramos de etanol contenido en alcohol etílico:

gramos etanol= (Volumen alcohol x cantidad del líquido x densidad alcohol etílico)/100

Si un gramo de etanol son 7 calorías, basta multiplicar el resultado de esa fórmula por siete para saber cuántas calorías nos hemos metido.  La densidad del alcohol etílico es de 0,794 gr/litro, supongamos una copa de 125 ml, así que…

 

Grados

Calorías

12º

83,79

12,5º

87,28

13º

90,77

14º

97,76

14,5º

101,25

18º

125,69

 

Eso en una copa y contando con que el vino no tiene azúcares residuales (ya no digo nada sobre las calorías que pueden tener mistelas y vinos dulces).

 

... a tomar vientos la Operación Bikini

Conclusión: el vino bueno está bueno, pero…

Me gusta el vino, disfruto con el vino, creo que es maravilloso poderlo compartir, pero tengo claro que es una bebida  alcohólica de la que no se pude abusar, que no cura enfermedades, que no es un alimento, y si en el pasado formaba parte de nuestra dieta aportando calorías, se debe a que antes éramos tan pobres que no podíamos obtener calorías de otra forma tan “barata”. Hoy en día es impensable que el aporte calórico de nuestra dieta esté formado en parte alguna por el consumo de alcohol.


Estaba buena la vacuna del COVID, gracias.


Creo que por hoy basta. La próxima entrada, no sé si la última de esta serie, sería interesante debatir si realmente las mentiras necesitan difusión para que todo el mundo las conozca, o si bien, como mentiras que son, deberían ser ignoradas.

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