¡Magia! |
En la
anterior entrada, hablábamos de como una noticia se puede transformar en una
cosa muy distinta a la realidad, a unos hechos objetivos, tangibles, reales, y
no sólo por la interpretación que pueda hacer quien redacta la noticia, sino
también por parte del lector, quien los interpreta y adapta a su propia
realidad.
Al
hilo de todo ello, hoy vamos a hablar sobre las propiedades mágicas que tiene
el vino.
Respuesta
corta.
El vino
NO tiene propiedades mágicas,
como tampoco las tienen el agua, el zumo de alcachofa salvaje, el whisky
japonés o ese batido détox a base de geranios y aguacate.
Respuesta
larga.
Por
mucho que nos queramos engañar, el vino NO ES UN ALIMENTO, o al menos no es más
alimento que el agua de borrajas. Que luego haya ciertas instituciones públicas
que le den la categoría de alimento, bueno, en fin, responde más a una
concesión cultural más que posea unas características nutricionales.
Es
cierto que posee una serie de nutrientes como son los polifenoles y el resveratrol,
que tienen un beneficio “demostrado” sobre la salud. Hay cientos de estudios
científicos que así lo atestiguan, miles de artículos que hablan sobre ello,
curiosamente muy difundidos por bodegas, distribuidores de vino, prensa
especializada; en los que se describe cómo un consumo moderado de vino puede
ayudar a bajar el colesterol “malo”, entre otras cualidades. Pero estos
estudios, o mejor dicho, cómo te cuentan estos estudios y la realidad, tienen
diferencias muy grandes.
Estudios
contrastados, lecturas interesadas… otra vez.
La
primera de ellas es a qué llamamos “consumo moderado”. El vino tiene alcohol
(descubrimiento de última hora, oiga), por lo que en puridad no se puede hablar
de consumo moderado, pero eso voy a dejarlo en un aparte. Según qué artículo
leamos, encontramos un consumo moderado entre una y cuatro copas de vino al
día, pero…, ¿cuánto vino contiene una copa? Alguno con 4 copas se ha cepillado
una botella, y eso tiene de moderado lo que yo de científico nuclear. Bajaremos
un poco las pretensiones. Si de una botella de 750 ml sacamos aproximadamente 6
copas (roñosas), pongamos que la moderación se trate de una copa con la comida
y otra con la cena, unos 250 ml. al día entre las dos copas.
Dando
por buena esta cantidad, ¿de dónde sale la idea de que el consumo de vino es
beneficioso? El vino (principalmente el tinto), posee una sustancia llamada resveratrol, que lo mismo te reduce el
colesterol malo, que ayuda a prevenir ciertos cánceres o retrasar el Alzhéimer,
vamos, maná embotellado.
Mmmm, resveratrol.... |
Esto no lo digo por decir, de hecho, el resveratrol es el compuesto más estudiado del vino, aparte del alcohol, pero volvamos a nuestro asunto.
¿Con
250 ml. de vino al día tenemos suficiente remedio natural contra tanta dolencia?
EEEEEENNNNGGG.
Negativo. No. En este artículo de la
clínica norteamericana Mayo, se nos indica que habría que beber 1000 litros AL
DÍA para poder comprobar si realmente se produce algún beneficio. No está nada
mal, nos iban a durar las reservas de vino quince días.
La
gran mayoría de los estudios realizados sobre los beneficios del resveratrol,
se tratan de estudios in vitro, es
decir, en un ambiente muy controlado y fuera de un organismo complejo, por así
decirlo, “dopando” a una célula o aun conjunto de ellas.
Cuando
estas pruebas se realizan sobre animales, los resultados ya no son los mismos,
intervienen procesos de otros órganos y los beneficios tienden a diluirse, a
pesar que se sigue utilizando resveratrol “puro”, no usando el vino como parte
del estudio.
Es
más, existen pocos estudios del efecto de resveratrol en humanos, muchos menos
si la fuente del resveratrol es el vino, y para cuando existe, como en este
estudio, la conclusión es meridianamente clara: “[…] la evidencia
de la eficacia del resveratrol en humanos ha sido aún más difícil de alcanzar
y, de hecho, no hay estudios convincentes por el momento. […]”
En
resumidas cuentas, todos los beneficios que leemos sobre el resveratrol, se
basan sobre estudios en un tubito de cristal con unas pocas células, pero el
eco que tienen estos estudios, y sobretodo, la forma tan interesada en cómo nos
llega por parte de la prensa, está tan tergiversada que casi se puede decir que
son una mentira.
Alcohol
y calorías vacías.
El
vino es principalmente agua, alcohol etílico (y derivados, como la glicerina),
unos gramos de sales minerales, y poco más. El que venga con la idea de que
contiene vitaminas del grupo B, o una fuente de proteínas, no falta a la
verdad, pero son cantidades ínfimas que habría que ingerir los mil litros de
marras para que pudiera considerarse nutritivo. Es posible que algunos vinos
también tengan azúcar y que lo quieran vender como hidratos de carbono…, pero…
Que el
alcohol etílico es un veneno y un posible cancerígeno, lo sabemos ya todos. El
que quiera defender lo de las pequeñas cantidades, la moderación o el uso de
alcohol como disolvente para ciertos medicamentos, respeto su opinión, pero no
voy a perder tiempo en discusiones que no llevan a ninguna parte, asumámoslo,
el alcohol es peligroso para la salud.
El
alcohol no tiene ninguna funcionalidad en el cuerpo humano, por lo que al pasar
por el hígado se transforma en grasa, en calorías que no han aportado ningún
nutriente al organismo.
Podemos
encontrar artículos en los que desprecian el aporte calórico del alcohol, e
incluso hay artículos que dicen que beber alcohol adelgaza…, pero vayamos a los
datos, ¿cuantas calorías tiene el vino? A más alcohol, más calorías, pondré
varios ejemplos. He utilizado la siguiente fórmula para calcularlo. Primero
calculo los gramos de etanol contenido en alcohol etílico:
Si un
gramo de etanol son 7 calorías, basta multiplicar el resultado de esa fórmula
por siete para saber cuántas calorías nos hemos metido. La densidad del alcohol etílico es de 0,794
gr/litro, supongamos una copa de 125 ml, así que…
Grados |
Calorías |
12º |
83,79 |
12,5º |
87,28 |
13º |
90,77 |
14º |
97,76 |
14,5º |
101,25 |
18º |
125,69 |
Eso en
una copa y contando con que el vino no tiene azúcares residuales (ya no digo
nada sobre las calorías que pueden tener mistelas y vinos dulces).
... a tomar vientos la Operación Bikini
Conclusión:
el vino bueno está bueno, pero…
Me
gusta el vino, disfruto con el vino, creo que es maravilloso poderlo compartir,
pero tengo claro que es una bebida
alcohólica de la que no se pude abusar, que no cura enfermedades, que no
es un alimento, y si en el pasado formaba parte de nuestra dieta aportando
calorías, se debe a que antes éramos tan pobres que no podíamos obtener
calorías de otra forma tan “barata”. Hoy en día es impensable que el aporte
calórico de nuestra dieta esté formado en parte alguna por el consumo de
alcohol.
Estaba buena la vacuna del COVID, gracias. |
Creo
que por hoy basta. La próxima entrada, no sé si la última de esta serie, sería
interesante debatir si realmente las mentiras necesitan difusión para que todo
el mundo las conozca, o si bien, como mentiras que son, deberían ser ignoradas.
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