22/12/2017

Los (primeros) vinos de Navidad 2017/2018

Dentro de unos días vencerá el dominio de este blog, y aunque durante unos cuantos meses más estaré rondando por aquí, la falta de tiempo hace que tenga que dejar este proyecto en dique seco, un año, dos, seis meses, no sé. Me gustaría poder seguir escribiendo, probar más vinos, pero la realidad es la que es y ahora mismo es complicado sacar tiempo para lo que quiero y para lo que necesito. Priorizar, le dicen.
Pero como hoy tengo veinte minutos, he aquí la penúltima entrada del blog, los vinos de estas navidades.

Bueno, son los vinos que he comprado para estos días, porque seguro que antes de que los reyes vuelvan a Oriente, alguna botella más habré comprado y/o me habrán regalado, pero de esas ya daré cuenta en el perfil de Facebook.

En contra de la costumbre de otros años, este año sólo hemos bebido una de las botellas  que he traído:


Tragolargo 2016: ostras, que bueno está este vino. Desde que lo probamos hace unos cuantos años, es una apuesta segura. Un vino que sabe a fruta, a fruta roja, fresco, redondo, de esos que llenan la boca y que estás deseando terminar la copa para ponerte la siguiente. Quizás no sirva para los platos contundentes, pero para un picoteo, para platos sencillos de carne, genial, maravilloso, brutal.

Este año, no me digáis por qué, a pesar de que quería “diversificar” el origen de los vinos, me ha salido una selección barriendo un poco para mi tierra, a excepción de este Tragolargo (que es de Alicante), y un Albahra  de Almansa, el resto son Castellanos y Leoneses.

Albahra 2016: una garnacha manchega. Ya que soy muy reacio a probar vinos manchegos, he querido comprar uno que todo el mundo valora muy positivamente. Veremos.

 Sobrecasa Rosado Tradicional 2015: el año pasado caí rendido a los vinos que hace Alfredo Maestro, y de hecho este año tenía en mi lista de posibles unos cinco o seis vinos suyos. Me he quedado con el rosado porque, vamos a ser sinceros, porque es un rosado de Valladolid, punto. Este año tocaba, aunque no descarto que compre otras virguerías después de reyes.


Cielos y Besos 2016: el año pasado me quedé tentado de comprar un vino de Fermoselle hecho por una británica, Charlotte Allen. Una inglesa en tierras zamoranas haciendo vino, Pirita se llama. Cuando iba a cogerlo para este año, se me atravesó este “hermano pequeño”. Me intrigó el nombre del vino, cosa que no hay que hacer, pero ya sabéis, consejos vendo, ninguno tengo.

Y estos son los cuatro platos fuertes de este año:

desde la Ribera del Duero burgalesa,  Valderiz 2015 y De Chiripa 2016. Me declaro fan incondicional de esta bodega burgalesa. Vinos contundentes pero con guantes de seda, vinos muy equilibrados, combinan a la perfección fruta y madera. Me va a dar mucha pena beberme el Valderiz 2015 porque seguro que un par de años le sientan muy bien, pero oiga, el deseo es el deseo y a ver quien es el valiente que deja un vino como este al calor del verano sevillano.


Finalmente, desde el bierzo leones, nos beberemos un Ultreia 2014





y un El Rapolao 2015, dos vinos a base de Mencía (principalmente). Estos son vinos que vengo siguiendo desde hace tiempo pero que no son fáciles de conseguir en Sevilla capital (no sé si en los pueblos de alrededor alguien los tiene). Vinos que me imagino que serán potentes y sabrosos.


Y hasta aquí la penúltima. Jóvenes, que la vida es breve y se nos acaba el día. Vamos a aprovechar el tiempo, que luego es tarde.

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