07/11/2016

Sólo disfruta: el extraño caso del vino azul índigo.




Tengo dos mini-entradas que prácticamente se han escrito solas. La segunda (que se publicará el miércoles) la he ido mascando el domingo, mientras quitaba restos de vómito de niño del asiento de atrás del coche. Los que sois padres de niños pequeños sabéis perfectamente a lo que me refiero.

He puesto mascar y restos de vómito de niño deliberadamente, para crear ambiente, ¿preparados?

Leo esta mañana este artículo de El País(horriblemente mal redactado) acerca de los creadores del vino azul y del supuesto éxito que está teniendo, que si vende mucho, que si hay gente en Francia interesada en el invento, que si esto de aquí, que si esto de allá. 

Sé de las suspicacias de los más puristas acerca de este vino y lo que muchos piensan cerca de esta herejía. He de decir que no he probado nunca este vino, no tengo ninguna referencia directa sobre el mismo salvo su evidente color. No tendría ningún problema en probarlo si me lo ofrecen, aunque dudo si lo compraría. Aunque suena a prejuicio, y está claro que lo es, sé que lo que me voy a encontrar en esa copa de vino: un vino industrial dulzón.


Foto: https://gik.blue/


Pero no es esto lo que más me llama la atención del vino y del artículo, son las ideas claras que tienen los inventores del engendro azul índigo, a saber:
"Vendemos no tanto a los puristas, como a los hijos de los puristas"
"no solo es promoción, es un buen producto"
“marida perfectamente con el sushi, los nachos con guacamole, la salsa tzatziki, la pasta carbonara y el salmón ahumado"
"[…] decimos a la gente que lo beba como quiera, como si fuera un refresco, o helado, o como si fuera una cerveza afrutada". 

La realidad es que les da igual, y frente a la mística de los vinos, ante los rituales de movimientos en la copa para apreciar sus características, los creadores de Gik Live proponen libertad total. "Solo disfruta".

Salvo eso de que es buen producto (está por ver), creo que saben perfectamente cuál es su público, cuáles son sus gustos y saben dirigirse a ellos. Obviamente un bodeguero no hace un vino para que este sea mezclado con ginebra ni que sea calentado con canela, ni agitado (que no sacudido) con refrescos, a excepción hecha del Don Simón; pero para mí lo que está claro es que muchos bodegueros no saben a quien vender su producto ni saben cómo venderlo, hablar el idioma de la calle. “Sólo disfruta”, me quedo con esa frase. El vino es para disfrutar, ya sea llorando o riendo, es devoción, no una obligación, no son X litros de vino por persona y año, y de esto se olvidan muchas veces bodegueros, prescriptores y entendidos del vino. 

Os lo dije y lo mantengo: no se sabe vender el vino a los españoles, no se sabe transmitir el valor del vino, no se sabe hablar en su idioma; sólo se sabe criticar a quien hace bien su trabajo y no se aprende nada de su éxito. Y mientras esto siga así, se venderá más cerveza, más vino azul y los bodegueros solo sabrán llorar por las tristes cifras de consumo en España.

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