13/08/2013

Por tierras Helenas (I de III): El viaje.

Hace dos años comencé la búsqueda del dios Dionisos en su casa, sin que pudiera encontrarle y sin ninguna noticia de donde podía parar. Hace dos años nos recomendaron probar vinos del Peloponeso, pues al parecer de unas cuantas personas, son los mejores vinos de Grecia, al menos de la parte continental. Dicen que en Santorini se hace también buenos vinos, pero tendremos que esperar unos cuantos años para poder ir a descubrirlo.
Algo tiene Grecia que nos pide todos los veranos una visita, aunque sea corta, aunque a decir la verdad, cualquier tiempo que pasemos por aquellas tierras, siempre nos sabrá a poco.
Este año teníamos una excusa más para levantar vuelo a la Hélade de la que ya tendréis noticia un poco más adelante, aunque pocas excusas me hacen falta si a lo largo del viaje podemos visitar alguna bodega.

Lo malo de  Agosto es que la mayoría de los negocios fuera de las playas o de los sitios turísticos, se encuentran cerrados por vacaciones, pero pensé que estando relativamente cerca la época de la cosecha, algunas bodegas estarían preparándose para el montón de trabajo que les espera. Pero la ley de Murphy es inexorable o mi inglés es muy malo, ya no digamos el de griego, que si acaso me da solo para pedir algo de comer y beber; pero no me da tanto como para hacerme comprender, o al menos así lo parece.

Teniendo en cuenta experiencias anteriores, mandé unas diez-doce peticiones a distintas bodegas para visitarlas y realizar alguna cata. Solo dos respondieron  afirmativamente, del resto no sé nada de nada a estas alturas (y ya no estamos allí). Bueno, algo es algo y tampoco es mal número teniendo en cuenta los efectos secundarios del viaje a La Rioja, de cualquier forma (confiaba) en probar en algún restaurante algún que otro vino más, y aunque en parte así ha sido, la experiencia no ha sido lo suficientemente satisfactoria, aunque espero poder tener tiempo y cuerpo para poder realizar alguna incursión más en tierras helenas.

En cualquier caso las visitas y los vinos dan para entrada y para comentar lo que hemos encontrado. 

Merece la pena desplazarse por Grecia en coche, las carreteras no están del todo mal, aunque por la zona del Peloponeso solo hay dos grandes autopistas (atención, peaje), la que va desde Atenas a Kalámata y la que va a Patrás, cerca de Lepanto. El resto de carreteras, sin ser del todo malas, en muchas ocasiones y debido al relieve de la zona es curva contra curva, cuesta arriba y cuesta abajo. Los griegos no es que conduzcan bien o mal, conducen a su forma y en su casa, pero en el momento en el que comprendes que no estás en tu país, y aunque las normas debieran ser las mismas, es preferible dejarse adelantar por las carreteras y en los pueblos comportarse (sin pasarse) como uno de ellos.





Dicho lo cual, vamos a meternos en materia. 

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