25/03/2011

Sumiller



“- Veamos el color: cereza marronicia, tonos madera roble viejo, brillo neutral, tono de fruta aromática.




Veamos en el olor: profundo en su ataque, terso, recto y firme en la entrada retronasal por la pituitaria derecha; cóncavo en el entrecejo interno, responde a una respuesta emblemática de vino madurado al sol de Japón y punto alcohólico en el inicio de su ataque.
Veamos su sabor: sube, es un vino que paladea, bota y rebota en la concavidad bucal de la capacidad ósea, o sea, es lánguido y terso en la glotis, y neutro en su aroma espacial de lo paladín; profundiza en grandes reservas de la Alemania central, y recuerda esos vinos florichurriguerescos de Japón, Tokio y Hong-Kong, aromático en su profundidad, en suma; y un vino puntito, puntito especial afrutado.
Veamos el blanco ahora…

- ¡Ende luego, ende luego,  hay que ver con el cojonazos del tío, ¿eh?!, ¡todas las noches a la hora de la cena, las mismas gilipolleces!. ¡¡¡Quieres hacer el favor de comerte la tortilla, que te se va a enfriar, ¿eh?!. Desde luego una ya no tiene salud para aguantar esto, ¿eh?, tanto con “¡ten un marido, ten un marido!” ¡Prefiero tener un cólico en los rulos!"

Han pasado casi veinte años desde esta parodia de un  sumiller que realizaron Martes y Trece.
Tengo que reconocer que me gusta el vino y el mundo del vino, y cuando tengo ocasión, aprendo un poco más, me falta mucho para ser sumiller, de momento me conformo con saber si un vino me gusta o si lo puedo recomendar a un amigo. 

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